“Algunos niños no quieren consolas, quieren un libro y un bolígrafo para ir al colegio”, dijo, la joven pakistaní, Malala Yousafzai, que fue tiroteada por los talibanes por luchar por los derechos de las niñas a la educación.
Ante la atenta mirada de su padre, el maestro Ziauddin Yousafzai, quien la animó con 12 años a escribir un blog con seudónimo para la BBC denunciando los problemas de las niñas en Pakistán.
Malala dedicó su premio a la Libertad de Conciencia “a los héroes sin nombre de Pakistán y a todos los que luchan por los derechos y las libertades”.
Ataviada con un sari color salmón, la niña se mostró segura en su discurso e incluso empezó su alocución bromeando sobre su estatura y la del estrado desde el que le tocó dirigirse al hemiciclo.
“Me he puesto tacones, espero que puedan verme bien”, dijo ante cientos de eurodiputados y varias decenas de personalidades.
En un discurso de alrededor de 5 minutos que inició con un saludo religioso, Malala lamentó que en su país las niñas “sufran a menudo acoso sexual y no las dejen ir más allá del perímetro de su casa”.
“Hay que cambiar de mentalidad. Un país no es más fuerte por el número de soldados que tiene, sino por su índice de alfabetismo”, señaló.
El encargado de entregarle el galardón, el presidente del PE, Martin Schulz, destacó que Malala, aún adolescente, “es ya un icono global en la lucha por la educación de las niñas, a las que ha dado esperanza en todo el mundo”.
Por su parte, el presidente de la Eurocámara señaló a los eurodiputados que “la concesión a Malala del Sájarov trae aparejada la obligación para todos nosotros de luchar porque millones de niños tengan acceso a la educación”.
En la ceremonia han estado presentes la mayoría de laureados con el Sájarov de los últimos 25 años, entre ellos el escritor español Fernando Savater, que recibió el galardón a ¡Basta Ya! en el año 2000, así como los opositores cubanos Berta Soler (Damas de Blanco, 2005) y Guillermo Fariñas (2010).
Asimismo, participó en el acto Rosa María Payá, la hija del opositor Oswaldo Payá, que recibió el galardón en 2002.
Payá mostró la fotografía de su padre durante toda la ceremonia.
El activista cubano falleció junto a Harold Cepero en un accidente de tráfico en 2012 al chocar contra un árbol el coche en el que viajaban y que conducía Ángel Carromero, un dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular de Madrid.