La justicia francesa condenó el martes a Jean-Claude Mas, fundador de la empresa PIP, a cuatro años de cárcel por haber vendido durante años prótesis mamarias fraudulentas, en el primer juicio por este escándalo cuyas víctimas, se cuentan por miles en todo el mundo.
El tribunal correccional de Marsella, condenó a los otros cuatro acusados en este juicio por engaño agravado y estafa, todos ellos exdirectivos de la empresa, a penas de prisión de entre 18 meses y tres años, en parte condicionales.
Mas, de 74 años de edad, permaneció imperturbable al anunciarse el veredicto. También fue condenado a 75.000 euros de multa y a una prohibición definitiva de ejercer en el sector médico y de dirigir empresas.
Su abogado, Yves Haddad, anunció inmediatamente que apelará la sentencia. El veredicto llega siete meses después de este juicio multitudinario que reunió en el tribunal 300 abogados y a otras tantas víctimas.
El martes medio centenar de víctimas estaban presentes en el juzgado. 7.113 de ellas se habían declarado demandantes, una cifra menor que las 7.445 anunciadas cuando tuvo lugar el juicio, en mayo pasado, ya que algunas de las demandas fueron desestimadas.
Una de las víctimas presentes, Nathalie, declaró que esta sentencia “le saca un peso de encima”. Pero “para las víctimas, esto no ha terminado”, añade.
Los otros acusados fueron condenados a penas menos graves. Claude Couty, que fue sucesivamente director general y presidente del directorio de PIP, cumplirá una pena de tres años de prisión, dos de ellos condicionales. Hannelore Font, directora de calidad, y Loic Gossart, director de producción, cumplirán dos años, uno de ellos condicional. Y Thierry Brinon, director de Investigación y desarrollo, 18 meses condicionales.
Font, Brinon y Gossart estaban acusados de complicidad
Durante el juicio, todos reconocieron el fraude, aunque Mas, que pidió disculpas a las víctimas, persistió en negar la nocividad de las prótesis. Los otros acusados, con una sola excepción, dijeron que ignoraban los riesgos.