Este fin de semana se cumplió un mes de la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa y aunque las autoridades han insistido en que su búsqueda ha sido incesable, de los estudiantes aun no se sabe nada.
En el tiempo que ha transcurrido, ha servido para que la PGR responsabilice al alcalde de Iguala, Luis Abarca y su esposa, por la desaparición de los estudiantes, la pareja aun se encuentra prófuga de la justicia e incluso también se les relaciona directamente con la organización delictiva Guerreros Unidos.
Apenas la semana pasada, se oficializó también la salida del Gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre.
Pero también el sacerdote Alejandro Solalinde, mejor conocido por brindar apoyo a los migrantes en su camino a Estados Unidos, aportó su granito de arena, pues de acuerdo a los testigos presenciales que el mismo protege, los estudiantes habrían sido secuestrados, llevados a camino rural, rociado con diesel y quemados, los restos estarían escondidos en fosas.
Al respecto, 11 fosas han sido descubiertas de acuerdo a los últimos reportes de la PGR, en el se han encontrado 38 cuerpos pero hasta el momento no se ha confirmado o negado que alguno de estos restos pertenezca a los estudiantes desaparecido.
Mientras tanto, en Guerrero las protestas para exigir resultados y la ubicación de los estudiantes se ha tornado violenta, saqueando comercios, quemando edificios de gobierno e incluso arremetiendo contra otras personas, situación ante la cual hasta el Presidente Enrique Peña Nieto ha intervenido para llamar a la calma, hace unos días dijo rechazar “el uso de violencia para exigir justicia”.