Antes de que E.U. y Rusia se reúnan en Ginebra para tratar de lograr un acuerdo sobre el conflicto sirio, el presidente sirio, Bachar el Asad, ha afirmado a la cadena de televisión rusa Rossiya 24 su disposición a poner su arsenal de armas químicas en manos de la comunidad internacional, propuesta hecha por Rusia. El Asad puntualizó que su decisión no tiene nada que ver con las “amenazas de E.U”.
Por lo que la ONU ha comunicado a través de un portavoz, que el régimen sirio ha solicitado su adhesión a la Convención Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas, recahzada por el régimen hasta ahora. El tratado prohíbe el desarrollo, producción, almacenaje y uso de este tipo de armamento. La Convención obliga a todos los países firmantes a declarar y destruir las armas químicas que tengan en su poder.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, se ha dirigido este miércoles directamente a la ciudadanía estadounidense a través de una carta en el diario The New York Times, en la que advierte de que un posible ataque contra Siria podría extender el conflicto fuera de sus fronteras y desencadenar una ola de atentados terroristas.
En la carta, el texto, Putin vuelve a decir que el ataque químico que se produjo en agosto, y del que se culpa a Bachar el Asad, fue lanzado probablemente por las fuerzas opositoras que buscan una intervención extranjera.
El presidente ruso, que recuerda cómo la alianza con E.U. logró derrotar a los nazis, y advierte de que si “países influyentes se saltan la ONU y emprenden acciones militares sin la autorización del Consejo de Seguridad”, el organismo puede fracasar por falta de influencia real.
“El potencial ataque de E.U. contra Siria, pese a la oposición de muchos países y de los principales líderes políticos y religiosos, incluyendo el Papa, causará más víctimas inocentes y podría extender el conflicto más allá de las fronteras de Siria”, dice Putin.