Este 31 de octubre las familias creyentes acostumbran realizar un altar para recordar a los niños difuntos, y aunque hay quienes por economizar esperan al día primero de noviembre para elaborar su ofrenda con el tradicional pibipollo, todavía se conserva la costumbre de colocar dulces, veladoras y una comida a los pequeños que se adelantaron en el camino.
Las amas de casa comentan que colocan en la mesa que sirve de altar los dulces que más le gustaban al pequeño, y si se trata de un bebé fallecido la luz en una veladora no debe faltar, así como agua y alguna ofrenda o juguete.
Hay quienes por ser niños preparan un caldo de gallina con verduras para recibirlos, acompañado de un refresco, dulces típicos, leche y pan, lo que esté al alcance de sus bolsillos para no dejar pasar la tradición en este día con el que comienza la celebración en los hogares.
Para quienes desafortunadamente perdieron a un familiar siendo niño, este día es especial, pues es para recordarlos y sentir su presencia colocando la ofrenda y su fotografía, aunque esto no es necesario para poder colocar un altar ya que hay quienes lo realizan según la creencia para aquellos péquelos que no tienen una familia donde llegar.