CFE, el camino hacia la luz
Por: Gerardo Sánchez Sansores
Tras una breve mirada al recibo de la CFE sus ojos se iluminaron, era simplemente imposible poder pagar esta cantidad de dinero con lo que ganaba, el corazón le latía aceleradamente hasta que se le fundió de golpe; no había nada qué hacer, el medidor se le había quedado inmóvil, ya no marcaba nada, murió fulminado.
Ceferino, su mejor amigo corrió como el rayo para ver qué había ocurrido, le tomó los signos vitales pero estos se habían apagado;- ¿por qué te fuiste Pedro, por qué no te esperaste hasta el próximo bimestre cuando viene la aportación gubernamental?
Así fue la vida de Pedro, quien vio la luz por vez primera en Campeche en 1968 y 43 años después dejó de verla al ver la cuenta.
Ceferino conmovido y sabiendo que su amigo quizá pudiera oírlo en su camino de encuentro con el creador le gritaba desconsolado: – ¡Camina hacia la luz, camina hacia la luz, Pedrito!
Pedro lo escuchaba muy cerquita aunque no podía verlo y confiado comenzó a caminar entre penumbras hacia aquella brillantísima y bella luz que lo embelesaba y lo tenía lleno de paz; a cada paso que daba y al estar cada vez más cerca, su alma se llenaba del tierno calor que emanaba de esos rayos y todo se hacía más claro. De pronto se escucha un golpe seco seguido de un eco contundente y viene el apagón.
-¡Qué pasó, donde está todo, no pedo ver nada! Se escuchan tropiezos de ánimas que luchan en vano por enfocar bien en la oscuridad, se resiente la desesperanza y a lo lejos una conversación:
No Señor, no puedo hacer nada, la orden ya salió y si no le corto la luz mi supervisor me corre, aparte no ha pagado varios recibos, ahora sí que no puedo ayudarlo.
– Pero hijo, hay tantas almas que necesitan cruzar del otro lado, ¿qué van a hacer para ver su camino? –
El empleado de la Comisión se fue sin más remedio y dejó en penumbra lo que antes brillaba con focos incandescentes de 100,000 watts (No avalados por el FIDE).
Miles de ánimas fueron regresadas a sus cuerpos y a sus vidas de deudas y pagos injustificados. Qué vida es esta que hasta el descanso eterno necesita de una luz; qué hacer ante una situación en donde morirte no es parte de las opciones.
Hay de diablitos a diablitos; esta vez el cielo encontró otra solución diferente a colgarse de uno de ellos (que es un pecado muy penado), pero de que lo pensó… ¡Lo pensó!