Apenas Felipe González pisó suelo venezolano, comenzó una violenta campaña del Gobierno chavista en la que exigía que el español dejara de inmediato el país. Ayer, la reacción del chavismo, preocupado por el efecto internacional de esa visita, tornó en ira con nuevos y agresivos ataques.
El ex presidente socialista llegó a Caracas para colaborar como asesor en la defensa de los presos políticos opositores Antonio Ledezma y Leopoldo López y cada uno de los movimientos que realiza pone más nervioso al oficialismo, al punto que dirigentes del partido oficial chavista, el PSUV, convocaron a sus simpatizantes a concentrarse en varias plazas del país y a un gran “tuitazo nacional” bajo los hashtag #FelipeFueraDeAquí y #VenezuelaSeRespeta. En la misma línea, por las redes sociales, el presidente Nicolás Maduro agita esa campaña en contra de la visita del español.
Horas después de su llegada, González fue a ver a Ledesma a su domicilio, donde está desde abril cuando dejó el penal de Ramo Verde por problemas de salud. Tuvo que esperar que su ingreso a la vivienda de Ledezma fuese autorizado por los agentes que vigilan la reclusión domiciliaria del político opositor. Pese al nerviosismo oficial, González intentó poner calma. “Lo fundamental, creo que es lo más destacable, es que tanto Ledezma como yo mismo, creemos que en Venezuela falta diálogo para resolver los problemas, que ya hay un compromiso del presidente Maduro de elecciones. Hay que dialogar, recomponer, reconciliar y reconstruir instituciones”, dijo el español luego del encuentro.
González, quien antes de visitar a Ledezma se había reunido con familiares de los políticos presos y sus abogados defensores, también estuvo ayer con dirigentes de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática y hoy y mañana irá a los tribunales para participar de las audiencias de los juicios de los dos dirigentes acusados.