A partir de hoy, no se puede fumar en los lugares públicos de Pekín, según establece una ambiciosa ley que quiere acabar con el cigarrillo, en un país donde las medidas antitabaco suelen ser poco respetadas.
Según esa ley, los sitios que reciben público, como aeropuertos, hoteles, restaurantes, bares o estaciones de tren, donde no se respete la prohibición podrán ser multados con 10.000 yuanes (unos 1600 dólares) y los fumadores descubiertos “in fraganti”, con hasta 200 yuanes (unos 32 dólares).
El tabaco también queda prohibido en ciertos espacios al aire libre, como los recintos escolares, deportivos o los hospitales. La publicidad de las grandes marcas estará prohibida en el exterior.
La nueva ley en la capital china, donde la gente fuma en los ascensores y en los taxis, se inspira de las medidas antitabaco de otros países más firmes contra el cigarrillo. Las autoridades quieren recuperar un atraso que sitúa a China, el primer productor y consumidor de tabaco del mundo, en la cola de la lucha mundial contra el cigarrillo.
China es el mayor productor y consumidor de tabaco del planeta, con un tercio de la producción y el consumo mundial. Según datos de la OMS, el país cuenta con 300 millones de fumadores y un millón de personas mueren al año por enfermedades derivadas de esta adicción.
La compañía estatal China National Tobacco Corporation (CNTC) es de lejos la primera tabacalera mundial, con una producción que triplica la de Philip Morris, su primer competidor.
Las autoridades han colocado pictogramas de “prohibido fumar” en el Nido, el emblemático estadio olímpico de Pekín, y también hay una campaña con profusión de carteles en el metro de la capital.
“Nos esperamos algunos problemas”, admite Bernhard Schwartlaender, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en China.
Los boliches, donde el tabaquismo es habitual, figuran en cabeza de los lugares que podrían oponerse a la norma.
En 2011, bajo presión de la OMS, China ya adoptó una ley que prohibía fumar en espacios públicos pero no hubo ninguna campaña de sensibilización y el texto fue poco aplicado.
La entrada en vigor de la ley llega poco después de que el Gobierno chino subiera los impuestos del tabaco, de un 5 % a un 11 % del precio de venta.
Según los especialistas, el monopolio de Estado de la industria de tabaco, que aporta más de una décima parte de los ingresos fiscales nacionales, supone un obstáculo a las medidas antitabaco.
La nueva campaña se enmarca en los esfuerzos del ejecutivo chino para luchar contra la gran contaminación atmosférica en la capital china. Según una broma muy popular, “en Pekín es mejor fumar, porque al menos puedes respirar a través de un filtro”.
En este sentido, la OMS asegura que “el aire que se respira en un bar en el que se puede fumar es mucho peor que el aire en el exterior, incluso en el día más contaminado”.