El Congreso colombiano ha aprobado la reforma constitucional que permite la cadena perpetua para asesinos y violadores de niños, un viejo anhelo de los sectores más conservadores que contó con el decidido respaldo del Gobierno de Iván Duque. En medio de un renovado debate, y pese a los reparos de expertos y académicos, el proyecto se impuso este jueves en el Senado, que todavía sesiona de manera virtual por la pandemia del coronavirus, con 77 votos a favor y ninguno en contra.
Varios legisladores se ausentaron de la votación definitiva ante una controversia sobre impedimentos que precedió la sesión.
“Colombia tiene un gran motivo de felicidad: hoy el Congreso de la República ha sacado adelante esa gran reforma que esperaban tantas familias, que esperábamos todos nosotros”, celebró casi de inmediato el presidente Duque, en directo, durante su programa diario dedicado en teoría a la crisis sanitaria. El mandatario, que también ha pedido avanzar en que los delitos contra menores sean imprescriptibles, la considera una sanción “ejemplarizante” que envía un mensaje claro: “los derechos de los niños están por encima de los demás”. El Gobierno tendrá un año para presentar un proyecto que reglamente la cadena perpetua en el ordenamiento penal colombiano. Mientras los defensores de la medida invocan la voluntad popular, sus detractores la enmarcan en el llamado populismo punitivo.