Bien es cierto que la obesidad a causa de una mala alimentación y de la adicción a la comida chatarra es un problema de salud pública que aqueja a nuestro país, pero también es cierto que las estrategias gubernamentales para acabar con ello han sido insuficientes.
De ahí que llame la atención que ahora sea el subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Miguel Messmacher, quien asegure haber dado con el “hilo negro”, y sea “gracias” a los impuestos a las bebidas azucaradas que se haya modificado los hábitos de consumo de los mexicanos.
De acuerdo con el subsecretario, el consumo de los productos azucarados ha disminuido y con ello se puede contribuir a resolver el problema de la obesidad en México, con un impacto significativo en el consumo de bebidas y alimentos de alto contenido calórico a principio de año.
Messmacher explicó que el objetivo de los impuestos pretendía influir en los patrones de comportamiento y consumo de los hogares sobre distintos productos que pudieran tener efectos negativos sobre la sociedad y la salud, mismo que según él, se han cumplido.
Lo cierto es que, de acuerdo con estadísticas recientes, los impuestos si bien han limitado a algunas personas a consumir comida chatarra ahora considerada de lujo en algunos casos como los refrescos embotellados, la gran parte de la población, prefiere gastar su limitado presupuesto en alimentos con altos contenidos calóricos en vez de aquellos que son saludables, por lo que México ya no solo es un país de obesos sino también de personas desnutridas.