Miles de personas acudieron ante la Basílica de San Pedro, donde el Papa Francisco presidió la tradicional celebración litúrgica del Domingo de Ramos y la Pasión del Señor en la Plaza de San Pedro, donde bendijo palmas y ramas de olivo, y dijo que el “estilo” de los cristianos debe ser la “humildad”.
El Papa llegó a pie al lugar y se detuvo unos instantes ante el paso de la procesión, y se dirigió luego hacia el centro de la plaza, donde varios olivos adornaban el espacio situado al pie del obelisco, bajo el brillante sol romano.
Posteriormente, el pontífice procedió a la bendición de las palmas y olivos, un acto tradicional con el que comienzan los propios de la Semana Santa y Pascua de Resurrección.
Participaron jóvenes de Roma y de otras diócesis, con motivo de la celebración de la XXX Jornada Mundial de la Juventud.
En su homilía, dijo que “el estilo” de los cristianos debe ser la humildad y que “el camino de Cristo” no es el de “la vanidad, el orgullo y el éxito”.
La humildad, afirmó, es un “estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis: nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde”.
Consideró que esta otra vía “el maligno se la propuso también a Jesús durante cuarenta días en el desierto. Pero Jesús la rechazó sin dudarlo”.
El papa elogió el ejemplo de “mucho hombres y mujeres que, en silencio y sin hacerse ver, renuncian cada día a sí mismos para servir a los demás: un familiar enfermo, un anciano sólo, una persona con discapacidad…”.
Francisco repasó en su homilía los momentos más importantes de los actos de la Semana Santa, como “el desprecio de los jefes del pueblo” por Jesús, “la traición de Judas” o “los insultos de la gente”.
La Iglesia católica conmemora estos días los últimos días de la vida de Jesús y su muerte crucificado, así como su resurrección tres días después.
Al final de la celebración litúrgica, el papa rezó el habitual Ángelus con los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, aunque no desde el balcón del palacio apostólico sino desde el mismo lugar desde el que presidió la eucaristía.