Tras haberse agotado dos semanas antes las entradas para el concierto de la joven pianista de 11 años de edad, Daniela Liebman cumplió su sueño mas importante hasta el momento: presentarse en Bellas Artes.
La pianista rompió la espera de todos los que se congregaron para contemplar su arte al iniciar el Preludio a Apollo et Hyacinthus, de Mozart, el punto mas álgido lo obtuvo, primero, al ejecutar el Concierto para piano y orquesta núm. 8 en Do Mayor, de Mozart y después con las cuatro veces que se vio obligada a regresar al escenario para seguir tocando.
Su rostro brilló aún más con el vestido de terciopelo rojo y lentejuelas que su madre le confeccionó. La experiencia en otros escenarios del mundo salió a flote: saludar al primer concertino y al director huésped de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes e inclinarse respetuosa y señorialmente frente al público para agradecer los aplausos. A cambio de ello la niña Liebman se puso ante el piano en cuatro ocasiones y levantó hacia la sala el rostro iluminado de agradecimiento y emoción.