Lo que se esperaba como una sesión ordinaria de rápido trámite, se convirtió en un debate a gritos y sombrerazos de “todos contra todos” cuando de hablar de los hechos ocurridos el fin de semana en el estado de Oaxaca se trató, sin que el presidente de la Mesa Directiva lograra restablecer el orden, llegando incluso a participar en el zipi-zape verbal.
En la sesión ordinaria de este martes los trabajos camerales comenzaron con toda normalidad. Se dio lectura a dos iniciativas y se aprobó de manera unánime el dictamen relativo a una iniciativa para reformar la Ley del Instituto de la Mujer del Estado de Campeche, promovida por el Ejecutivo estatal, a fin de armonizarla de conformidad con las normas nacionales e internacionales en materia de igualdad y de derechos de las mujeres, así como con la Ley de la Administración Pública Paraestatal y con la Ley Orgánica de la Administración Pública, ambas del Estado de Campeche.
Hasta aquí las cosas marcharon con toda normalidad.
Fue en el punto de asuntos generales donde las cosas se salieron de control.
El primer orador fue el diputado carmelita albiazul Silverio Baudelio Cruz Quevedo, quien presentó un punto de acuerdo para exhortar el Ejecutivo estatal a que proponga nombrar sede de los Poderes, por el día 16 de julio del año 2017, a Ciudad del Carmen, con motivo de los 300 años de la fundación de la Isla Tris, y que ese día se celebre una sesión solemne del Poder Legislativo del Estado. Hasta aquí los trabajos camerales se desarrollaban sin contratiempo alguno.
Tocó el turno al priísta Julio Alberto Sansores Sansores, quien hizo alusión al Sistema Nacional Anticorrupción y la importancia de sus ordenamientos legales, tocando el tema también la perredista María del Carmen Pérez López quien criticó duramente su aprobación pues dijo es una ley que no recoge el sentir de un número importante de ciudadanos y no le da facultad a la Fiscalía para proceder y, sí en cambio, solo protege.
Todo comenzó con la diputada morenista Adriana Áviles Áviles, quien expuso su punto de vista sobre los hechos ocurridos en el estado de Oaxaca y defendió la labor de la CNTE, además de cuestionar el desempeño del gobierno federal y equipar los hechos con los sucesos de Tlatelolco, lo que le valió la reprobación de legisladores y de no pocos asistentes.
La respuesta la recibió del priísta Javier Barrera Pacheco, quien le dijo que el CNTE lo que hace es vender plazas y se convierte en juez y parte en el conflicto en esa entidad, para luego defender la reforma educativa y la aplicación del examen de evaluación a los docentes, en el que dijo participó el 86 por ciento de los maestros en el país y, en Campeche, el 98 por ciento asistió y e 85 por ciento, tuvo resultados aprobatorios.
La morenista no se quedó callada y lo acusó de defender al PRI y “a sus patrones”.
Al debate se sumó la diputada Pérez López quien entre otras cosas señaló que los problemas en Oaxaca se deben a que hay dos sindicatos: la CNTE y el SNTE y señaló que el problema es mucho más grave de lo que se aparenta y que se trata de mexicanos que se enfrentan unos a otros.
La intervención del también diputado morenista Carlos Martínez Aké prendió la mecha, no solo por sus pronunciamientos en contra del Gobierno Federal sino porque rebasó el tiempo autorizado de cinco minutos para intervenir.
El presidente de la Mesa Directiva fue reconvenido por la primera vicepresidencia, a lo que hizo caso omiso y ante la llamada de atención, le dio el tiempo que quiso a Martínez Aké, lo que desató el “zipi-zape” y comenzaron los gritos entre legisladores, unos exigiéndole cumpla con la Ley Orgánica y bajara de la máxima tribuna a Martínez Aké, mientras el aludido, sin poder ocultar el beneplácito que le causaba todo, alzaba la voz en el micrófono para hacerse escuchar y tratando de acallar los reclamos.
Ante esta situación, los aplausos de varios de los diputados se sumaron a los gritos, en un vano intento porque el presidente de la Mesa Directiva, Eliseo Fernández Montufar pusiera fin a la discusión y gritería.
A gritos, el secretario diputado Juan Ramón Peralta May le exigía respetar la Ley Orgánica del Poder Legislativo, que prohíbe alusiones personales, intercambio directo de cuestionamientos entre diputados durante la sesión, a pesar de que el secretario general del Congreso del Estado, Ramón Flores González subió hasta su lugar para señalarle que no era el indicado para reconvenir al presidente de la Mesa Directiva, a quien despidió con cajas destempladas para reanudar sus gritos a Fernández Montufar y a Martínez Aké.
Fueron largos minutos de gritos, aplausos y abucheos, en los que la Ley Orgánica fue violentada por varios de los integrantes de la LXII Legislatura, y que no terminaron sino hasta que el morenista Martínez Aké concluyó su intervención, más de tres minutos después de lo permitido.
El último orador fue el priísta Manuel Ortega Lliteras, pero ya no hubo respuesta alguna.