La indignación en Islandia por el escándalo de los papeles de Panamá que salpica a su primer ministro, Sigmundur David Gunnlaugsson, es histórica.
Cerca de 10 mil personas —un récord para el país— se reunieron en la Plaza Central de Reikiavik, frente al despacho del mandatario, para reclamar una respuesta a su vinculación con el escándalo mundial de las cuentas offshore. El grito común: “Renuncia ya”.
Además de la ciudadanía, la oposición de izquierda reclama su dimisión por una empresa creada por su esposa en las Islas Vírgenes Británicas en 2007 para gestionar su fortuna, que aparece en los documentos Panamá Papers.
Su esposa, Anna Sigurlaug Palsdottir, había hecho pública a mediados de marzo la existencia de esta empresa, llamada Wintris, para gestionar la fortuna que heredó de su padre. Ella niega cualquier tipo de evasión fiscal.
El premier descartó renunciar: “No me planteo dimitir por eso y no dimitiré”, dijo.