Con un tiro en la cabeza, el cuerpo del sacerdote Gregorio López Gorostieta fue encontrado en plena Navidad (25 de diciembre) sobre la carretera federal que comunica a Iguala con Ciudad Altamirano, en Guerrero.
Se presume su muerte puede estar relacionada con las fuertes críticas que el clérigo lañaba en sus sermones ante la situación violenta de Tierra Caliente y los jóvenes desaparecidos en Iguala.
Esta mañana, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un comunicado para exigir a las autoridades el esclarecimiento de la muerte del padre.
“Haciéndonos eco del sentir de muchos mexicanos, repetimos: ¡Basta ya! No queremos más sangre. No queremos más muertes. No queremos más desparecidos. Exigimos a las autoridades el esclarecimiento de éste y de los demás crímenes que han provocado dolor en tantos hogares de nuestra patria y que se castigue conforme a derecho a los culpables”.
A través de un comunicado, el CEM dijo que los obispos de México se unen a la pena que embarga a la familia del sacerdote, al obispo Maximino Martínez, a la diócesis de Altamirano y al seminario mayor “La Anunciación” por la muerte del prelado, “quien perdiera la vida de forma injusta y violenta”.
Por su parte, Gregorio López Jerónimo, mejor conocido como Padre Goyo, de la diócesis de Apatzingán, señaló que el padre ya había sido amenazado por el contenido de sus sermones.