La pandemia no redujo la fe de Juan Felipe Díaz Cruz, Diego Alfonso Chi Euán y Martín Zamora Pech en la virgen de Guadalupe, y arriesgando su vida emprendieron un viaje en peregrinación desde su natal Izamal Yucatán hasta Chiapas, su objetivo este año era la basílica de Guadalupe pero por las circunstancias tuvieron que acortar el viaje.
A su regreso como ya es su costumbre pasaron por el Santuario Guadalupano en Campeche, esta vez fue distinto, “tuvimos que descansar solo un instante porque no permitían que nos quedáramos tanto tiempo por la pandemia, otros años disfrutábamos la estancia aquí porque nos encontrábamos a otros peregrinos de nuestros pueblos vecinos”, comentó Juan Felipe.
Y es que estás mismas circunstancias vivieron en todo el camino, encontrándose con iglesias cerradas, y con un poco de suerte en algunas les permitían llegar a pasar la noche ofreciéndoles comida y agua.
“Pero fue un año difícil, el cansancio fue mayor, el cansancio del alma de ver muy pocos peregrinos en la carretera”, compartieron destacando que sabían a lo que se enfrentaban pero decidieron por fervor a la virgen lanzarse a la aventura.