Aunque algunos sugieren que se trata del karma, lo cierto es que una enfermera puesta en cuarentena en Nueva Jersey, Estados Unidos, ha criticó fuertemente el trato recibido por parte de las autoridades de salud por las estrictas medidas contra el ébola decretadas en ese estado y en el vecino Nueva York.
Se trata de Kaci Hickox, quien regresó a Estados Unidos tras trabajar con Médicos Sin Fronteras en Sierra Leona, uno de los países más afectados por la epidemia, y fue automáticamente puesta en cuarentena pese a no presentar inicialmente ningún tipo de síntoma.
Según su relato, a su llegada al aeropuerto y tras explicar al agente de aduanas que había estado en Sierra Leona, la llevaron a una sala y fue interrogada por distintas personas vestidas con trajes protectores, que en muchos casos no se presentaron.
Allí se le tomó la temperatura por primera vez y no presentaba fiebre, pero aún así se la mantuvo durante tres horas en esa misma habitación. “Nadie parecía estar al mando. Nadie me decía qué pasaba o qué me iba a ocurrir”, explicó la mujer, que reside en Texas.
Cuatro horas después de su aterrizaje, un agente volvió a tomarle la temperatura con un escáner y entonces registraba 38.3 °C, algo que la enfermera atribuye al método utilizado y al hecho de que su rostro estaba enrojecido por el enojo de estar retenida sin explicaciones.
Tras otras tres horas en solitario en la misma estancia, fue trasladada al hospital universitario de Newark. Allí se le volvió a tomar la temperatura por vía oral y nuevamente resultó normal, descartándose que sufriera fiebre.