La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), a través de su titular, Arturo José Ambrosio Herrera, dio a conocer en conferencia de prensa que con la detención de Santiago “N”, quedó esclarecido el doble homicidio de Lucía Rodríguez Gómez y de su pequeño nieto, cuyo móvil fue el robo de diez mil pesos, producto de la venta de un arma de fuego en el poblado Nuevo Coahuilita, Candelaria.
De igual forma, el funcionario estatal indicó que a través del Fiscal solicitará la pena máxima, que es de 60 años de cárcel para Santiago, quien en las próximas horas será consignado al Juzgado del Ramo Penal en turno y enviado en calidad de detenido al Centro de Reinserción de San Francisco Kobén, Campeche, por los delitos de feminicidio en agravio de Lucía Rodríguez Gómez y homicidio calificado en agravio del niño Israel Clara Rodríguez.
El Procurador dijo que el viernes 25 del mes y año en curso, a las 20:30 horas, la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Candelaria reportó al destacamento de la Policía Ministerial Investigadora y al Ministerio Público de guardia de esa localidad, el hallazgo de dos cuerpos sin vida -el niño Israel Clara Rodríguez, de tres años de edad, y su abuelita materna Lucía Rodríguez Gómez, de 54 años de edad- en el interior de una casa de dos plantas ubicada a 500 metros del ejido Nuevo Coahuilita, Candelaria.
Señaló que de inmediato el representante social, en compañía del médico legista, peritos y policía ministerial investigadora, acudió a la dirección antes citada, donde al llegar fue confirmada la noticia, percatándose que el inmueble estaba resguardado y que en el interior se encontraba Rufino Clara Rodríguez, quien refirió que la víctima era su mamá y que el menor era su sobrino.
Rufino Clara expresó que el día en cuestión alrededor de las 15:00 horas en compañía de dos personas más acudió a su casa (lugar de la tragedia), donde le dio a guardar a su progenitora Lucía Rodríguez Gómez la cantidad de diez mil pesos, producto de las ventas de unos animales; retirándose de inmediato.
Posteriormente, el antes citado retornó al hogar, observando que la casa estaba cerrada y con las luces apagadas, por lo que al abrir la puerta principal encontró en la sala y en medio de un charco de sangre el cuerpo sin vida de su menor sobrino, el cual estaba boca arriba.
Además se percató que los escalones de la segunda planta estaban impregnados de sangre, por lo que llamó a su mamá, no obteniendo respuesta y ante el temor de ser privado de la vida no subió las escaleras, saliendo de inmediato del predio pidiendo auxilio a los agentes de Seguridad Pública situados en el filtro del ejido Nuevo Coahuilita.
Al retornar a la casa, junto con los policías, confirmó que Lucía Rodríguez Gómez estaba sin vida en una habitación de la planta alta.
Ambrosio Herrera señaló que tras procesar el lugar, se encontraron diversas evidencias como huellas completas de suelas de calzado en el piso y en la escalera; sobre una mesa de costura se encontró la hoja punzo cortante perteneciente a un cuchillo de cocina tipo cebollero con huellas de sangre, asimismo a un costado de la misma, pero en el suelo, se localizó un par de lentes de sol de plástico color negro sin marca visible.
En la planta alta, en un cuarto a la derecha se encontró el cuerpo sin vida de Lucía Rodríguez con huellas de calzado y un mango de plástico de cuchillo que corresponde en dimensiones a la hoja localizada en la planta baja, y lagos hemáticos, asimismo en un cuarto contiguo habían huellas de desorden en un ropero y sobre la cama ropa impregnada de sangre, también había una cartera para dama y se detectó el robo de los diez mil pesos que estaban en billetes de quinientos pesos.
Luego de procesar el lugar, los cadáveres fueron trasladados al anfiteatro para la necropsia de ley, la cual reveló que Lucía Rodríguez Gómez presentó 17 heridas cortantes y punzo cortantes en cuello, tórax, abdomen, manos, brazos y antebrazos, siendo la causa de la muerte hemorragia interna y externa secundaria por múltiples heridas de arma punzo cortante.
En el menor se encontraron diez lesiones cortantes y punzo cortantes en diferentes partes con diagnóstico de hemorragia externa e interna secundaria a perforación de pulmón izquierdo e hígado por múltiples heridas de arma punzo cortante, y se estableció que la hora de la muerte se dio aproximadamente entre las 19:00 y 20:00 horas.
Con los indicios recabados en el lugar de los hechos la policía ministerial investigadora logró establecer por parte de Rufino Clara Rodríguez que los lentes encontrados en el lugar de los hechos correspondían a su jornalero y ahijado, de nombre Santiago, que laboraba en su rancho y ayudaba a la familia en la matanza de cerdos.
En esa misma entrevista se estableció que este trabajador estuvo presente en la entrega de los diez mil pesos y que en realidad no fue compraventa de animales, sino de un arma de fuego corta calibre .9mm de la marca Smith and Wesson.
Rufino señaló que por la mañana vendió esa arma a una persona del ejido Miguel Alemán, Candelaria, y que los contactos para venderla fueron su trabajador Santiago y el hermano de éste, en presencia de quienes entregó los diez mil pesos a su mamá.
De inmediato, se comenzó la búsqueda de Santiago, a quien se localizó en las afueras de su domicilio en el ejido Venustiano Carranza, Candelaria, quien presentó fuerte aliento alcohólico y síntomas de intoxicación; en el momento de su detención se le pidió mostrar sus pertenencias, sacando de su pantalón la cantidad de tres mil cincuenta pesos, que estaban en billetes de quinientos pesos, no pudiendo justificar la posesión del dinero, pues no gana esa cantidad, por lo que fue trasladado ante el Ministerio Público donde fue interrogado.
Contando ya con su defensor, Santiago reconoció haber privado de la vida a la señora y al menor, pues ese día bebió alcohol y consumió droga, pero se quedó sin dinero y quería seguir alcoholizándose, por lo que al saber de la existencia del dinero decidió ir en su bicicleta al predio y esconderse en el monte, en la parte trasera del predio de las víctimas.
Apenas oscureció, ingresó a la casa por la puerta trasera, se cubrió el rostro con unos trapos y lentes oscuros para que no lo reconozcan y fue así como sorprendió a Lucía, quien al intentar defenderse fue golpeada en el rostro.
Pero la señora logró quitarle el trapo del rostro y los lentes, los cuales cayeron al suelo, y al reconocerlo la sometió con mayor violencia; con el mismo trapo le sujetó las manos y le dijo que no le iba a pasar nada.
El menor estaba en la sala, y para proteger al niño ésta obedeció y le entregó seis mil pesos, los cuales sacó de un cajón de la sala, pero Santiago le pidió más, pues sabía que faltaban cuatro mil pesos, por lo que la llevó a la segunda planta y la obligó a que le entregue el resto del dinero.
La víctima le entregó los cuatro mil pesos restantes, pero como él ( Santiago) sabía que lo había reconocido, bajó del cuarto y tomó un cuchillo de la cocina, con el que regresó a la segunda planta donde privó de la vida a Lucía Rodríguez.
Seguidamente bajó y victimó al menor de tres años, luego subió a la segunda planta revisó los cuartos y al no encontrar nada se retiró del domicilio por la parte trasera, y a bordo de su bicicleta se dirigió al río donde se limpió la sangre.
Posteriormente el probable responsable se fue a su domicilio, donde escondió la ropa junto con sus botas y continuó tomando y drogándose, gastando el dinero que había robado; al día siguiente tomó su ropa y la metió en una bolsa de basura, pues ese día pasaba el basurero.
Cabe señalar que el Ministerio Público, la Policía Ministerial y los peritos fueron al tiradero municipal y en presencia del probable responsable y su defensor, encontraron sus ropas que consistieron en un pantalón de mezclilla, una playera tipo polo negra, un guante de tejido de color negro y dos pedazos de trapo con manchas de sangre.
En lo que respecta a las botas, los calcetines y la bicicleta que utilizó, Santiago los entregó en su domicilio en presencia de su defensor.
Estos indicios fueron procesados junto con la bicicleta donde se realizó el rastreo y posteriormente, mediante reactivos químicos, se pudo determinar la presencia de sangre en mayor concentración en manubrio, asiento y pedales.
Las suelas de las botas corresponden en dimensiones y características particulares a las encontradas impresas en el lugar de los hechos y las mismas dieron positivo a sangre.
En la conferencia de prensa, el Procurador General de Justicia del Estado estuvo acompañado de la Subprocuradora General, Miriam del Jesús May Solís; del Subprocurador de Justicia con sede en Escárcega, Javier Enrique Moguel Tun; del Director de Averiguaciones Previas, Mario Humberto Ortiz Rodríguez; del Director de Servicios Periciales, Arturo Salinas Sanjosé, y del Director de la Policía Ministerial Investigadora, Edward Donaciano Dzul Cruz.