Como resultado de la investigación de tecnología e inteligencia, realizada por la Unidad Especializada en el Combate al Delito de Secuestro (UECS), perteneciente a la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), se logró la detención de Edwar Alejandro Cuevas Santini y la localización de los restos óseos de la joven Florencia Azalea Cabrera May, quien estaba desaparecida desde noviembre de 2012.
Cabe destacar que desde el domingo 26 de los actuales, Edgar Alejandro Cuevas Santini se encuentra a disposición de un Juez del Ramo Penal en el Centro de Reinserción Social de San Francisco Kobén, como probable responsable de los delitos de homicidio calificado y en materia de inhumaciones.
Lo anterior fue dado a conocer en conferencia de prensa por el Procurador General de Justicia del Estado, Arturo José Ambrosio Herrera, quien afirmó que por el delito de homicidio calificado, Cuevas Santini podría alcanzar una penalidad de 25 a 50 años, mientras que por el ilícito de inhumación sería de cuatro meses y medio a cuatro años, por lo que no alcanza el beneficio de la libertad bajo caución.
Las investigaciones se derivaron de la Manifestación de Hechos M.H/409/FIDEX/CALKINÍ/2012, interpuesta por Miriam Georgina May Canul en agravio de su hija Florencia Azalea Cabrera May, de 20 años de edad, estudiante de la Licenciatura en Educación Especial y con domicilio en la colonia San Luis Obispo, en el municipio de Calkiní, quien se extravió el 23 de noviembre de 2012, alrededor de las 19:00 horas, luego de que saliera de su hogar con dirección a una papelería, sitio del que no regresó.
De acuerdo con las indagatorias, posterior a la desaparición, dos familiares de la ahora occisa recibieron mensajes de texto del teléfono celular de la misma, manifestando lo siguiente: “Tía no volveré a la casa, he decidido hacer mi vida lejos de todos, dígale a mi mamá, porque me muero de vergüenza, pero algún día volveré cuando me haya superado” y “Gracias por todo he decidido irme, algún día nos veremos de nuevo nené”. Tras los mensajes, estos familiares intentaron comunicarse con la antes citada, pero no hubo respuesta alguna.
En este contexto, el Fiscal y Policía Ministerial Investigadora, adscritos a la Fiscalía Especializada en la Búsqueda y Localización de Personas Extraviadas o Desaparecidas, iniciaron las indagatorias correspondientes, entrevistando a familiares, amigos y conocidos de la víctima, e incluso al ex novio -Edwar Alejandro Cuevas Santini-, quien en un principio negó haberla visto, pero que colaboraría en la búsqueda.
Sin embargo, de las declaraciones recabadas por la Fiscalía, se obtuvo a través de un testigo, que el día de la desaparición de Florencia Azalea tendría un encuentro con Edwar Alejandro Cuevas Santini, lo que motivó que por primera vez el antes citado compareciera ante esta autoridad el 26 de noviembre de 2012, donde manifestó que mantuvo una relación de noviazgo con la ahora occisa y que nunca hubo maltrato.
Asimismo, se obtuvo que el día de la desaparición, Florencia Azalea fue vista a bordo de un tricitaxi; posterior al extravío, el 29 de noviembre de 2012, la familia recibió una llamada telefónica en la que solicitaban un millón y medio de pesos por el rescate de la antes citada, sin embargo, mediante la solicitud realizada a compañías telefónicas sobre el registro georeferencial del número, se logró establecer que dicha llamada provino de un teléfono público en el poblado de Halachó, Yucatán.
También, mediante el Facebook, se tuvo conocimiento que Florencia Azalea realizó una publicación en su muro: “Mi vida a mi gusto, saludos”, además de que aceptó solicitud de amistades.
Ambrosio Herrera precisó que, dada la situación, en el mes de julio de 2013, el expediente fue asignado a la Unidad Especializada en el Combate al Delito de Secuestro, en razón de profundizar en el estudio de redes telefónicas y georeferencias de localización, asentado en el expediente C.H/003/UECS/A.P/2013.
Agregó que de los estudios de análisis e inteligencia practicados, se estableció que el equipo telefónico de Florencia Azalea Cabrera May nunca salió del Estado, y las áreas de utilización del mismo fueron Calkiní y Tenabo; por lo tanto, ella no podía haber sido quien utilizara el teléfono en días posteriores a su desaparición.
Es así que derivado de 28 testimonios, estudios de redes y la confrontación de declaraciones, se detectaron inconsistencias con lo declarado por Edwar Alejandro Cuevas Santini, ya que las llamadas telefónicas coinciden en espacios con lugares que fueron georeferenciados, como es el parque de Tenabo, por donde el antes citado estuvo cubriendo un interinato como profesor de Educación Especial, además de haber señalado que los encuentros con la víctima el día de su desaparición fueron casuales; pero, mediante los estudios tecnológicos, se comprobó que hubo previo acuerdo, además de que se detectaron llamadas y mensajes de él hacia ella; aunado a que ese día tendrían un segundo encuentro entre las horas que desapareció y que todo lo anterior había sido negado por éste.
Por lo anterior, el Fiscal citó de nueva cuenta a Edwar Alejandro Cuevas Santini, quien compareció el 24 del mes y año en curso, donde, con el pleno conocimiento de todas las circunstancias que rodearon el hecho y confrontado con los datos establecidos como verdad jurídica, el antes citado aceptó haber dado muerte a Florencia Azalea Cabrera May, por lo que desde ese momento se llamó a un defensor de oficio y a una persona de toda su confianza (familiar), realizándose las diligencias legales.
Edwar Alejandro explicó que el 23 de noviembre de 2012 sostuvo dos encuentros con Florencia Azalea, siendo el último a las 18:30 horas, ya que abordo de un automóvil tipo Chevy Pop, color azul, pasó a buscarla a un lugar conocido como SIO, en la ciudad de Calkiní, dirigiéndose a un terreno ubicado en el kilómetro 001+200 de la carretera Calkiní-Tancuché, tramo Calkiní-Nunkiní, cerca del restaurante bar “Copa Capana”, propiedad de un familiar, y el basurero municipal, donde se estacionó, descendiendo ambos de la unidad motriz.
Aseveró que ambos se dirigieron al brocal de un pozo, donde discutieron, ya que Florencia Azalea le informó que no quería saber nada de él, asimismo ella le dio una bofetada, lo que motivó que el declarante (Edwar), reaccionara y la empujara violentamente hacia atrás, por lo que ella cayó y con el brocal se golpeó la parte de la nuca, posteriormente quedando boca abajo.
Añadió que al ver que la joven sangraba, buscó en el terreno un madero, con el que le propinó de golpes en la cabeza para asegurar que estuviera muerta, luego la desnudó y la aventó al interior del pozo.
Subrayó que se quedó con el teléfono celular de la joven, mientras que la ropa la tiró al basurero municipal, donde se quemó, ya que éste ardía. Asimismo se retiró del lugar.
Posteriormente, mediante la manipulación de los equipos electrónicos, cuentas y versiones diferentes, trató de encubrir los hechos para no ser descubierto.
En este contexto, el abogado del estado dijo que el representante social, médico legista, peritos especializados y antropólogo forense, así como la policía ministerial investigadora, acudieron al sitio de referencia, donde -con el apoyo del personal del Cuerpo de Bomberos y Rescate- se trató de ingresar al pozo, pero debido a lo angosto, no se logró el objetivo.
Finalmente un agente de la Policía Ministerial Investigadora ingresó al pozo, donde descendió a unos 15 metros de profundidad y, entre el fango de 80 centímetros, logró recolectar 61 elementos óseos (huesos) entre fémur, cráneo, costillas y vértebras, cubito y radio con trazos de fractura, dándose intervención al Antropólogo Forense, quien determinó que los restos óseos corresponden al sexo femenino de entre 18 a 23 años de edad, de aproximadamente 1.55 metros de estatura, además precisó que el cráneo presenta dos alteraciones compatibles a dos traumatismos por contusión y, en cubito y radio, traumatismo directo.
El Procurador de Justicia indicó que con los elementos jurídicos antes descritos, el domingo 26 de los actuales, un Juez del Ramo Penal liberó la orden de aprehensión y detención en contra de Edwar Alejandro Cuevas Santini, mandamiento judicial al que se le dio cumplimiento.