Alejandra Cervantes Romero, madre de Samuel Macgregor Cervantes, aseguró confiar en las autoridades judiciales para que se castigue a los responsables de la muerte de su hijo y “reciban el castigo que se merecen”.
A casi 4 meses, entrevistada en la sala de su domicilio particular, en compañía de su progenitora, doña Elsi Romero, Alejandra Cervantes Romero acepta hablar del proceso en marcha por el asesinato del mayor de sus dos hijos: Samuel Alejandro, quien contaba con 16 años de edad y algunas de las versiones que plantean como perdió la vida.
Señaló que la última noticia que ha recibido del proceso, es que el 17 de mayo pasado iniciaron los careos y tiene conocimiento que (Miguel Ángel Ortega) “Pool metió un amparo; Pool es el más grande, el dueño del vehículo”, donde golpearon a su hijo.
En cuanto a los gastos, comentó que la única ayuda que recibió fue del grupo de amigos de Samuel Alejandro, del equipo de vóley boll.
¿Confías en las autoridades?
-Sí, confío en las autoridades
¿Se han portado bien, con justicia, con honorabilidad?
-Sí, hasta el momento sí. De inicio por la línea de investigación que los muchachos habían dicho sus declaraciones, pues daban que mi hijo se había ido y yo sabía que no, que no se había ido, y ya después encontraron su cuerpo.
¿Llegaste a ver a los autores?
-Sí. Durante el proceso de su búsqueda los vi. Son jóvenes, pero no tanto como mi hijo. Samuel era un niño, tenía 16, era un niño comparado con ellos.
¿Hablaste con ellos? ¿Te dijeron algo?
-Sí. Ellos de un inicio su versión de Jeuseff era que mi hijo le había pedido dinero para irse porque quería desaparecer, desde que eso me dijo Jeuseff yo le dije no. “Sabes qué, mi hijo no pudo haber hecho eso y menos decirte a ti, que tú no eres su amigo, apenas te está conociendo. No”. De ahí me entró la duda pero pues, nunca me imaginé que ya lo habían matado.
Agregó que los otros dos involucrados dijeron no saber nada de Samuel Alejandro, “que lo habían dejado ahí con su versión de los hechos, de ahí de la iglesia de Presidentes y, el otro, con la gasolinera y ahí era donde se empezaron a contradecir con sus declaraciones”.
¿Nunca te pidieron tu perdón, no mostraron arrepentimiento?
-No. Después de lo de Samuel y que los agarraron y están en Kobén, no he hablado con ellos.
¿Quieres hablar con ellos?
No. No lo sé –respondió mientras lagrimas comenzaban a surcar sus mejillas.
-Esto cambió toda mi vida, la de mi familia. Totalmente.
Tienes otro hijo, ¿cómo has logrado ayudarlo, a ti?
-Pues, entre todos nos damos fortaleza porque si no, ya estuviéramos… de por sí estamos devastados porque cada día que pasa en lugar de asimilarlo, lo extrañamos más. Mucho más. No verlo aquí, no ver su sonrisa, no escuchar un “mamita, te quiero”, no darle un besito antes de que se vaya a trabajar, no abrazarlo antes de dormir. Le gustaba mucho jugar al ajedrez, me estaba enseñando a jugar ajedrez. Escucharlo tocar su guitarra, practicar. Todo me lo recuerda, todo.
¿Y tu otro hijo?
-Él ahorita está muy triste por lo de su hermano. Y yo sé que también él se hace el fuerte. El otro tiene 14 años, se llama Issac Daniel. Está con mi tía, está en Campeche pero como prácticamente estoy trabajando todo el día, la escuela donde lo inscribí está cerca, aquí de la técnica 27, está cerca, por Fidel Velázquez.
Alejandra Cervantes Romero, señaló ser divorciada hace varios años, “desde que ellos estaban chicos, tenían mis hijos creo que 4 y 2 años”.
Desde que entré, lo primero que vi fue “Jehová es mi pastor”. ¿Te abraza?
-He soñado con él, he soñado que veo su rostro y me dice: mamita te quiero mucho. He soñado que me dice: mamá, perdona a mis amigos, y yo digo: ¡Dios mío si ellos no eran sus amigos! ¡Si el daño que le hicieron no solo a él, le privaron la vida, al hacerlo de la manera que lo hicieron, sino a nosotros que nos quitaron lo que más queríamos; nuestra fortaleza, mis ganas de vivir, todo!
-Él era mi mundo entero. Él me decía: salimos el jueves precisamente y me decía: mamita: si tu pudieras aún, ¿me agarrarías de la mano para cruzar la calle? Y yo le dije: sí, mi amor, una mamá siempre quiere proteger a sus hijos de todo y por todo. Y cualquier detallito que siente que está en peligro, quiere protegerlo.
¿Está aquí?
La Biblia a nosotros nos enseña que cuando ya las personas mueren, están durmiendo. Están esperando que Dios venga a restablecer su reino, a rescatar –respondió.
¿Crees que les permita venir a consolarnos?
-No. Ya no. Ya su espíritu sube a Dios. Ya es de él otra vez. Dios me lo dio, Dios me permitió tenerlo durante 16 años y ahora ya está con él.
-El texto que usted dice de “Jehová es mi pastor”, mi hijo lo compró y se lo regaló a mi mamá el día de las abuelitas. Él lo compró.
¿Crees que se va a hacer justicia?
-Sí. Se debe hacer justicia porque mi hijo no se merecía morir y menos de esa manera. Él era un buen niño, era un sol; todos los que lo conocían lo querían mucho, sus amigos, los papás de sus amigos, todos lo apreciaban. Donde trabajaba, los Licenciados lo querían mucho y por eso están defendiendo su caso, porque van a ver que se haga justicia.
-¡Se tiene que hacer justicia! La sangre de mi hijo está clamando justicia y Dios nos va a ayudar para hacer justicia, para que las autoridades hagan su trabajo, para que no haya ninguna manipulación ni soborno.
-¡Dios nos va a ayudar y tienen que pagar las personas que le hicieron ese daño a mi hijo…! además de la justicia divina.