Murió José Luis Cuevas, novelista, pintos, escultor, grabador, dibujante, fotógrafo y escritor o como él mismo se definía “Gran maestro de la pintura mexicana”.
José Luis Cuevas nació el 26 de febrero de 1934 en el Callejón del Triunfo en el Centro de la Ciudad de México; sus estudios primarios los realizó en la capital.
A los seis años ganó el primer lugar de un concurso infantil de dibujo con el autorretrato llamado El niño obrero. Dos años después, en 1943, José Luis Cuevas decidió ser artista. Cuando tenía 10 años ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, pero una enfermedad que lo mantuvo en cama dos años lo obligó a dejar la escuela.
José Luis Cuevas se convirtió en un pintor autodidacta; descubrió su vocación artística a través del dibujo. “Se es pintor desde que se nace, aunque muchos descubren tardíamente su vocación, por ejemplo, Van Gogh empezó a pintar hasta los 30 años”, dijo.
José Luis Cuevas realizó sus primeros dibujos académicos en el Mexico City College.
El joven pintor desafió y rompió con el muralismo mexicano que entonces dominaba las artes, lo que le ganó el sobrenombre de niño terrible o el gran rebelde. En un manifiesto llamado La cortina del nopal, Cuevas criticó la política gubernamental que favorecía al llamado arte nacionalista.
A partir de ese momento recibió críticas y ataques que no afectaron sus triunfos en el extranjero y el reconocimiento internacional.
La mujer y la muerte estuvieron presentes en su obra y en su vida, hipocondriaco y obsesionado con la muerte.
De acuerdo con expertos, su obra explora el alma y la condición humana. Amante de la literatura, amigo de Jorge Luis Borges y Octavio Paz, entre otros grandes escritores.
En 1974 José Luis Cuevas se autoexilió, afirmando que en México no existían las condiciones para hacer arte y después de ser víctima de un intento de asesinato. Yo considero que en México existe un ambiente sumamente difícil para poder trabajar tranquilo. Trata de hacerse una especie de silencio a estos logros míos en el extranjero”, dijo José Luis Cuevas.
Tres años después, en 1979, José Luis Cuevas regresó a México para asistir a la exposición de su obra en el Museo de Arte Moderno, titulada El regreso del otro hijo pródigo.
La obra de José Luis Cuevas, que fue expuesta en los museos más importantes del mundo, recibió innumerables reconocimientos a nivel mundial, como el premio Tomás Francisco Prieto, entregado por la reina Sofía, la Orden Caballero de las Artes y Letras, galardón otorgado por el gobierno de Francia, Orden del Comentador, entregada por el gobierno de El Salvador, entre muchos otros.
En México su obra nunca había sido expuesta en Bellas Artes hasta 2008.
Su obra, además de dibujos, esculturas, grabados y pinturas también incluyó un gran número de libros y cartas ilustradas. Escribió varios libros autobiográficos, el primero de ellos se tituló Cuevas por Cuevas, y el más reciente Gato macho.
También escribió en un diario nacional la columna Cuevario, que luego continuó escribiendo en su página de internet.
Obsesionado con su imagen, el autoretrato formó parte importante de su obra. En 2000, con la muerte de Bertha, su esposa, terminó la costumbre de José Luis de tomarse una fotografía diaria, que inició en 1955.
Descubrió el color en su última etapa creativa, al lado de Beatriz de Carmen, su esposa, en los últimos años a bordo del neocubismo.
Este lunes dejó de existir José Luis Cuevas, que se definía a sí mismo: Un hombre con ideas y con palabra.