Es inadmisible la actitud irresponsable de los constructores y de la propia SCT a cargo del proyecto de la carretera por convertir, el tramo que le corresponde al estado de Campeche, en una trampa de alto riesgo; esto solo denota la poca importancia que le dan a la integridad de la ciudadanía.
Los que viajan regularmente en esta carretera se han ido acostumbrando a los peligros de transitarla. Transportistas experimentados saben que no solo depende de su propia pericia sino también de los que vienen en sentido contrario al que uno maneja.
Al momento de hacer este fotoreportaje, a la altura de Tenabo, un camión perdió por un instante el control en plena curva, justo cuando nuestro automóvil pasaba junto a él.
La carretera, como hemos apuntado en notas anteriores, representa un peligro para las familias y conductores que se ven en la necesidad de recorrerla, ya sea por visitar Yucatán en plan de paseo o en plan de trabajo.
Esta no es una situación reciente, sino una constante que ha prevalecido durante todo el tiempo que lleva la ampliación.
Los costos del proyecto han estado a punto de salirse de control y los constructores con tal de ahorrar en tiempo y recursos han ido desordenando la manera de trabajar que no se ciñe a ninguna reglamentación vigente.
Los constructores deben de velar por siempre procurar una carretera de dos vías libres de cualquier peligro inminente, pero en este caso parece que la intención es hacer todo lo contrario.
La labor de la SCT es velar que el proyecto cumpla con toda la reglamentación y deberá sancionar y regular a las constructoras que no cumplan con ello.
¿Dónde se encuentran los supervisores de la SCT? Circulando por la carretera Campeche-Mérida seguro que no.
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