El presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha decretado, a escasos días de que entre en vigor la reforma fiscal con la que el Gobierno pretende recaudar más impuestos, una serie de estímulos y compensaciones para aquellos sectores que van a soportar las subidas a partir del próximo año, como la maquila, la minería, el transporte aéreo y el turismo internacional.
A última hora, Peña Nieto ha intentando completar el sudoku que ha supuesto aprobar una reforma de esta envergadura, que ha contado con el rechazo de sectores claves para el país e incluso con el de regiones, como algunas del norte, descontentas con la carga fiscal que se les avecina. El PAN, el partido de la derecha mexicana que mayor resistencia ha ofrecido a la reforma hacendaria, considera que la aprobación del decreto supone darles la razón de alguna forma.
Los ajustes aprobados ahora liberarán de la carga del IVA a los empresas integradas en un régimen de pequeños contribuyentes que desaparecerá. Con el incentivo se pretende que los contribuyentes cambien a un nuevo estatus y, de paso, sean sometidos a un mayor control fiscal. De esta forma, el Estado les obliga a proporcionar a hacienda la información sobre sus ingresos y gastos, así como las inversiones y las operaciones con sus proveedores.
Con lo acordado, el Gobierno ha flexibilizado incluso su postura contra algunos productos que considera comida basura (chatarra, en México), como los chicles. Las gomas de mascar iban a pagar un impuesto especial del 8% a partir de 2014 cuando su densidad calórica superara las 276 calorías por cada 100 gramos, pero con este decreto solo pagarán el IVA. El presidente justificó estos incrementos a la comida grasosa y la bebida azucarada como primera medida para combatir la obesidad en el país, prácticamente una epidemia. El 71,3% de los adultos tiene sobrepreso y tres de cada cuatro camas de hospitales públicos están ocupadas por pacientes con enfermedades derivadas de este problema.
La reforma hacendaria prevé un nuevo impuesto a los combustibles fósiles con los que trabaja la industria aérea pero el decreto aprobado ahora establece una compensación equivalente. El Gobierno pretende que no se incremente el precio de la turbosina, el combustible de las aeronaves. Este gravamen había puesto en alerta al sector. El presidente de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) había pronosticado una disminución del tráfico aéreo del país debido a que las compañías se verían obligadas a subir los precios de los billetes.
El Ejecutivo señala en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación que los cambios pretenden cuidar la competitividad de los sectores afectados por la reforma. “El Ejecutivo Federal a mi cargo cuenta con facultades para eximir, total o parcialmente, el pago de contribuciones o sus accesorios; dictar medidas relacionadas con la administración y control de las obligaciones fiscales, a fin de facilitar su cumplimiento a los contribuyentes”, se lee en el decreto para justificar las modificaciones a una reforma que había sido aprobada en el Congreso y refrendada en el Senado a finales de octubre. Ahí se incluye también que las empresas dedicadas al servicio de hostelería a extranjeros que participen en congresos recibirán un estímulo fiscal equivalente al IVA. Siempre y cuando ese impuesto no se le cobre al cliente.
Las empresas mineras, que junto a las metalúrgicas contribuyen con el 4.9% del PIB nacional, también serán compensadas de alguna forma. El Gobierno les permitirará pagar trimestralmente y en función de la estimación de sus ingresos anuales el impuesto (derecho especial y extraordinario) al que tendrán que hacer frente a partir del 1 de enero. México ocupa el primer lugar mundial en producción de plata. En mayo de 2013, esta industria generaba 340.000 empleos directos y 1.6 millones indirectos, según datos oficiales.
Luis Alberto Villareal, el coordinador de los diputados federales del PAN, cree que el presidente les da la razón al suavizar la reforma a tan pocos días de su entrada en vigor. “Es una clara señal de un Gobierno que cambió la competitividad de las empresas por más recursos fiscales, y hoy ha dimensionado el golpe a la clase media, a los contribuyentes cumplidos, a las familias y a las empresas”, expresó el político a través de un comunicado.
Villareal, sin embargo, considera que Peña Nieto debe dar un paso más y tumbar la homologación del IVA en la frontera, que se equiparará al del resto del país (del 11 al 16%), y la eliminación de las deducciones a las maquiladoras, una de las locomotoras de la economía nacional. Las empresas locales y extranjeras, sobre todo las asentadas en la franja con Estados Unidos, habían denunciado públicamente que el incremento del gravamen les colocaría en una situación de desventaja frente a otros competidores como China.
Esta industria (17% del PIB) se instaló en el país aprovechando los bajos salarios y la cercanía del mayor mercado del mundo, el estadounidense, para importar piezas y exportar productos acabados, como televisiones, zapatillas, muebles, ropa, etc.. El decreto le devuelve algunos beneficios pero las empresarios consideran que no es suficiente. Óscar Mata, director del comité fiscal del Index, el consejo nacional de las maquiladoras, repitió los inconvenientes que va a enfrentar la industria con la llegada del año aunque reconoció que algunos de sus colegas estaban más tranquilos tras el decreto de Peña Nieto.
El presidente dijo el viernes que pondrá todo su esfuerzo en aplicar las reformas, la gran incógnita una vez aprobadas la mayoría de ellas. Por eso considera que el año entrante, 2014, será “decisivo”. El que se finaliza lo apuró hasta el último momento.
