En México, se analiza la aplicación de un impuesto al refresco azucarado para combatir la obesidad, iniciativa que fue presentada en la Legislatura anterior en el 2006, pero fue rechazada.
Esta propuesta, orilló a la industria refresquera a una mayor autorregulación, sin embargo, se analiza este impuesto, debido a que las políticas autorregulatorias de la industria alimentaria y de bebidas no han sido suficientes para reducir el consumo.
Estos impuestos, son una realidad en Francia, Italia, Rumania, Nueva Zelanda y en algunas regiones en Estados Unidos, y se está discutiendo en México.
La iniciativa fue presentada por la panista Marcela Torres el jueves, en el Senado, sin embargo, esta deberá pasar a Diputados; la cual podría ser frenada ante los compromisos con las empresas.
La propuesta consiste en aplicar un impuesto de 20%, lo que implica 1.70 pesos por litro de refresco. Ello implicaría disminuir el consumo de bebidas carbonatadas endulzadas de 163.3 a 120.9 litros por persona al año, es decir, en una quinta parte.