Gran Bretaña puso en marcha el innovador proyecto de uso de automóviles sin conductores en la vía pública, con la expectativa de convertirse en el principal proveedor mundial de esos vehículos.
El barrio londinense de Greenwich, como también en áreas cerradas y peatonales de Milton Keynes, Bristol y Coventry, en Inglaterra fueron el escenario para la prueba de uno de estos vehículos.
El llamado vehículo autónomo, también conocido como robótico o informalmente como sin conductor o auto-conducido, es un automóvil capaz de imitar las capacidades humanas de manejo y control.
Es capaz de percibir el medio que lo rodea y navegar en consecuencia mediante técnicas complejas como láser, radar, lidar, GPS y visión computarizada. Los sistemas avanzados de control interpretan la información para identificar la ruta apropiada, así como los obstáculos y la señalización relevante.
El proyecto, de unos 30 millones de dólares y financiado por el gobierno, buscará garantizar que Gran Bretaña sea líder mundial en el área, además de beneficiarse de exportaciones por más de 900.000 millones de libras esterlinas (1,3 billones de dólares) para 2025.
El gobierno indicó que no hay barreras legales para probar los vehículos autónomos en calles públicas del país. Sin embargo, aclaró que deberán modificarse normas viales y de control vehicular para permitir que los vehículos autónomos puedan transitar libremente por las calles, rutas y avenidas del país.