“Enemigos del papa Francisco buscan perjudicarlo”, señalaron diversos medios de comunicación sobre la revelación de un supuesto tumor cerebral que sufriría el Papa Francisco.
Por su parte el Vaticano negó enfáticamente el artículo del miércoles, calificándolo de irresponsable e inexcusable, pero en lugar de desaparecer, la saga se ha transformado en una historia de intriga y misterio.
“Quién quiere al Papa muerto”, decía el principal titular del diario Il Giornale. La Repubblica y La Stampa, ambos periódicos respetados, escribieron sobre la “sombra de un complot” en sus primeras planas.
La mayoría de los diarios concluyeron que la noticia era falsa. Pero en lugar de descartarla como un error periodístico, analistas y hombres de la iglesia en la tierra de Maquiavelo, el maestro de la astucia política, buscaron intrigas ocultas.
El denominador común fue que los enemigos del Papa dentro del Vaticano y de la Iglesia Católica quieren debilitar su autoridad, en momentos en que una reunión de obispos de todo el mundo sobre temas de la familia se acerca a su fin el domingo.
Y es que todo empezó con un reporte del Quotidiano Nazionale que señaló que un médico japonés había visitado el Vaticano en enero para examinar al papa y concluyó que tenía un tumor benigno que podría ser tratado sin cirugía.