La hija de Woody Allen, Dylan Farrow, ha roto su silencio y ha acusado al cineasta de abusar de ella sexualmente cuando era una niña; en una carta abierta publicada en el blog del periodista del diario estadounidense ‘The New York Times’, Nicholas Kristof. Los presuntos abusos a su hija adoptiva salieron a la luz por primera vez en 1993, a raíz de la ruptura con Mia Farrow.
En un extenso escrito, Dylan Farrow detalla algunos de sus encuentros con Allen y explica que desde la primera vez que sufrió el abuso sexual por parte de éste, le ha sido imposible mirar un tren de juguete sin sentir pánico.
“Cuando tenía siete años, Woody Allen me cogió de la mano y me llevó a un sombrío desván en la segunda planta de nuestra casa. Me dijo que me tumbara boca abajo y que jugara con el tren eléctrico de mi hermano. Entonces abusó de mí sexualmente. Él me hablaba mientras lo hacia, susurrándome que si era una buena chica, que si ese era nuestro secreto, me prometía que iríamos a París y me convertiría en una estrella de sus películas”, relata Dylan Farrow, hoy de 28 años.
Este episodio, según añade, le impidió seguir ocultando los presuntos abusos continuados de Allen y le ha producido que, en la actualidad, le siga resultado “muy difícil ver un tren de juguete”.
“No recuerdo cuántas veces llevaba lejos de mi madre, hermanos y amigos para estar solo con él. No me gustaba cuando metía su dedo pulgar en mi boca. No me gustaba que tuviera que ir a la cama con él bajo las sábanas cuando él estaba en ropa interior. No me gustaba que pusiera su cabeza sobre mi regazo desnudo e inhalara y exhalara”, precisa Dylan, que dice que se encerraba en el baño para evitar estas situaciones.
“Pero él siempre me encontraba”, prosigue. “Estas cosas ocurrían de forma tan frecuente, de forma tan rutinaria, a escondidas tan hábilmente de mi madre (…) que pensé que era algo normal. Pensé que era así cómo los padres se portaban con sus hijas”, indica Dylan.
Dylan reprocha que Hollywood “le fuera más sencillo aceptar la ambigüedad” y el aumento de su popularidad le provocaba que, cada vez que veía la cara de Allen, ya fuera “en un póster, en una camiseta o en la televisión, solo podía esconder su pánico cuando hallaba un sitio para estar sola y derrumbarse”.
“Woody Allen es el vivo testamento de la forma en la que la sociedad falla a los supervivientes de abusos y violaciones sexuales”, sentencia Dylan Farrow, hoy, con 28 años, “felizmente casada”, según dice.
La separación de Allen y Mia Farrow protagonizó decenas de portadas de periódicos y tabloides, y generó una gran controversia por entonces. El cineasta no ha sido culpado de cargo alguno y ha negado que haya cometido abusos sexuales. Con el Premio Globo de Oro póstumo a Allen se desató paralelamente un debate sobre si era apropiado la concesión de este premio, en parte debido a estos presuntos abusos.