La ilusión que generó la victoria del comediante Jimmy Morales en las elecciones presidenciales de fines del año pasado dio paso una sensación de desconfianza y ansiedad bastante palpable a 24 horas de la juramentación del nuevo mandatario.
Y es que el triunfo de Morales parecía representar el inicio de una nueva era tras décadas marcadas por la inestabilidad política, la pobreza, la corrupción y la violencia.
En la víspera de la ceremonia de traspaso de poder no se sabe cuál será su gabinete ni cómo piensa hacerle frente a los grandes desafíos que tiene por delante. Además, Morales sufrió un fuerte revés político cuando unos fiscales pidieron que se le quitase la inmunidad a un legislador y asesor aliado, acusado de violaciones a los derechos humanos durante la sangrienta guerra civil.
“Es un presidente que llega sin partido, sin cuadros y con un aparato estatal realmente en ruinas financiera e institucionalmente”, dijo Edgar Gutiérrez, coordinador del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad Estatal de San Carlos de Guatemala.