Los vecinos de Louchats han descubierto consternados los detalles de un nuevo infanticidio en suelo francés, después de que la Gendarmería hallara en la casa de una familia de ese pueblo de 700 habitantes del suroeste del país los cadáveres de cinco recién nacidos, cuatro de ellos congelados.
La esposa, una mujer de 35 años sin antecedentes policiales, se encuentra en un hospital universitario de Pellegrin, en Burdeos, donde le están sometiendo a análisis psiquiátricos y ginecológicos para establecer si tiene vínculos sanguíneos con todos los neonatos.
Por ahora, la fiscal del caso, Anne Kayanakis, ha informado en rueda de prensa de que se ha establecido el parentesco con uno de los pequeños, un “bebé de sexo masculino y viable” que probablemente nació el pasado martes y falleció horas después.
El último cadáver fue el que destapó el macabro suceso, de cuya investigación se hará cargo a partir de mañana un juez de instrucción, que intentará establecer la posible responsabilidad del matrimonio en las muertes, además de esclarecer si escondían en la casa más cadáveres.
Con cierta periodicidad se descubren en Francia casos similares, que levantan gran revuelo mediático y suelen estar vinculados a desórdenes mentales de las madres.
En marzo de 2013, los cadáveres de dos bebés fueron hallados en un congelador de una vivienda de Ambérieu, en el centro de Francia, por lo que fue arrestada una mujer de 32 años que ya había sido objeto de un procedimiento judicial por infanticidio.
También aquella vez, el descubrimiento lo hizo la pareja de la detenida, que tras hallar uno de los cuerpos avisó a los gendarmes, que encontraron un segundo cadáver.