La cantante Katy Perry llenó de ritmo pop y fuegos artificiales el entretiempo del Super Bowl, un vibrante espectáculo que puso en pie al estadio de Glendale con la ayuda de Lenny Kravitz y Missy Elliott.
Katy Perry impuso un ritmo frenético, pegadizo y fresco durante los más de 10 minutos de concierto, pasando de canción en canción sin dar aliento a los más de 80.000 espectadores que rugían en el estadio.
Perry inició su actuación cantando “Roar”, uno de los éxitos de su último disco “Prism”. Luego siguió con “Dark Horse”, uno de los temas más dance de su discografía, que se acerca a los 800 millones de visualizaciones en YouTube.
La cantante, de 30 años, revivió los éxitos “Teenage Dream” y “California Girls”, dos de los cinco temas de su disco “Teenage Dream” que estuvieron en la lista Billboard Hot 100.
Cerró el espectáculo con “Firework” que cada año es seguido por más de 100 millones de telespectadores.
Lenny Kravitz protagonizó uno de los momentos del concierto cuando apareció sobre el escenario vestido con su característica chaqueta de cuero negro, gafas de sol, cadena de oro y su fiel guitarra.
El roquero cantó a dúo con la princesa del pop “I Kissed a Girl”, la canción con la que Perry saltó a la fama.
La rapera Missy Elliott se unió a la fiesta con “Get Ur Freak On”, un cambio de ritmo para el que Perry vistió un vestido negro con tachuelas.