El director de la película mexicana “Las elegidas”, David Pablos, que ha helado la sonrisa al Festival de Cannes con su denuncia sobre la prostitución infantil, no cree que el cine pueda cambiar la sociedad, soberbia paradoja, en verdad.
El filme, calurosamente recibido en la sección “Una cierta mirada”, recrea el drama de Ulises (Óscar Torres), un adolescente obligado por su familia a prostituir a su novia Sofía (Nancy Talamantes) y que deberá buscar a otra chica para que esta pueda ser liberada.
Situada en la ciudad fronteriza de Tijuana, la historia eriza el vello por su crudeza, pero Pablos niega que su retrato pueda influir sobre una realidad que existe en muchos países.
Pese a todo, Pablos admitió que el arte puede “lograr la empatía, y eso es lo más bello”, y opina que es “importante hablar de lo que uno vive y de lo que tiene alrededor”.
Con un elenco muy joven encabezado por la rompedora interpretación de Talamantes, de 14 años, “Las elegidas” se abstiene de mostrar escenas de sexo explícito, pero sugiere de forma soterrada en la cabeza del espectador toda la violencia a la que están expuestas esas chicas.
Era la intención del realizador desde el comienzo del proyecto evocar esa violencia sin mostrarla, aunque reconoce que la película, muy impactante, “necesitaba la dureza”.
“Siendo honesto, si la comparas con la película, la realidad es mucho peor”, dice.