Pese a dictar cátedra de boxeo, el campechano Francisco Simeí Yeh fue despojado de la medalla de oro en la Olimpiada Nacional de esta disciplina que esta noche tuvo su final contra el chihuahuense Gustavo Aguilar, pues los jueces vieron una pelea muy diferente a la que se dio en el ring, donde nuestro muchacho dio todo de su parte, sin embargo sufrió atraco en despoblado.
El entrenador César Montero Hidalgo no daba crédito a lo que estaba sucediendo, le acababan de quitar la victoria y por consiguiente la medalla de oro a nuestro único representante en la final, pese a que había dado la mejor de las batallas; había arrinconado a su enemigo con su mejor boxeo, con un jab y golpes de todos los calibres, peleó como los grandes, sin embargo eso no fue suficiente porque los jueces vieron ganar al chihuahuense por cerrado marcador de 2-1.
En la división de los 75 kilogramos, Infantil Mayor, Francisco Yeh había dado la campanada al caminar todo el trayecto hasta llegar a la ronda de la pelea por las medallas, donde dejó en el camino a gente importante, incluso en la pelea del jueves por el pase a la final derrotó en otro tremendo combate a un chico del Estado de México; el entrenador y el cuerpo médico lo atendieron y quedó listo para la gran pelea de esta noche, donde se entregó en cuerpo y alma y ofreció un boxeo impecable.
Cerrada la batalla, sin embargo, pese a que se brindó con todo, con un trabajo excepcional, donde manejó a la perfección su mejor repertorio, sacó ventaja, de acuerdo al entrenador, los jueces nunca le dieron los puntos necesarios y al final del fragoroso combate quedó en 2 puntos por 1, es decir, después de tres rounds, para los jueces el campechano solamente marcó un punto, otorgándole la victoria y la medalla de oro a Gustavo Aguilar, de Chihuahua.
Así pues, la decisión inapelable de los jueces terminó por darle la medalla de plata a Campeche, pese a las rabietas del entrenador César Montero Hidalgo, los manoseos al aire del delegado Gabriel González, quien estuvo cerca del “patatus” debido a que, por más que lo intentó, no pudo ni siquiera protestar, por reglamento.
A Francisco Simeí Yeh le dolió en el alma la decisión de los jueces, más que los golpes que recibió a lo largo de la Olimpiada Nacional; serio, muy serio posó para la foto del recuerdo con la medalla de plata; nuestro campeón sin corona sabe que ganó, sobre todo, sabe que tiene futuro en este deporte y no pierde las esperanzas de una revancha en el futuro.