Sorprendiendo gratamente a todos los animalistas que se encontraban en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco le aseguró hoy a un pequeñito que se acercó a llorarle por la muerte de su perro que “ellos también van al cielo”.
Con sus declaraciones, el Papa argentino abre nuevamente el debate y desafía las formalidades de su figura eclesiástica, toda vez que la postura católica siempre ha sido que los animales “carecen de alma”.
Llorando por su mascota fallecida, el niño se acercó al Papa y éste lo consoló diciéndole que “un día veremos de nuevo a nuestros animales en la eternidad de Cristo” y que “el paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios”.
Las tiernas palabras del sumo pontífice rápidamente se han multiplicado en redes sociales, en donde han sido vistas con agrado por los amantes de los animales y los propietarios de mascotas.