Después de la conmoción inicial por la noticia de la muerte de Fidel Castro, los cubanos empezaron el sábado a rendir un masivo homenaje al histórico líder de la revolución, agitando banderas, rezando en las iglesias y escuchando los míticos discursos de quien dominó la vida política de la isla por generaciones.
Las banderas fueron bajadas a media asta; la venta de alcohol, prohibida, y los conciertos y partidos de béisbol, suspendidos después de que el presidente Raúl Castro anunciara en la noche del viernes la muerte de su hermano a los 90 años.
Fidel no está muerto porque la gente es Fidel. ¡Yo soy Fidel!”, exclamó el líder estudiantil Raúl Alejandro Palmero en la Universidad de La Habana, donde cientos de jóvenes cantaban consignas revolucionarias y coreaban “Viva Fidel, Viva Raúl”.
Mientras, el país se prepara para despedir al “Gigante”, como le decían sus incondicionales, con masivos actos en la Plaza de la Revolución en Cuba, donde dio algunos de sus míticos y maratónicos discursos, así como en Santiago de Cuba, donde nació su movimiento revolucionario en 1953.