El fin de semana el presidente de Uruguay, José Mujica, conocido en todo el mundo por la sencillez en la que vive aun siendo el mandatario de aquel país, hizo unos comentarios (ahora considerados como “mal entendidos”) a cerca de México y su gobierno, aseguró que la situación en nuestro país se asemejaba a algo así como “un estado fallido”.
Como buenos mexicanos (solo un mexicano puede hablar mal de México), las declaraciones de Mujica rápidamente fueron condenadas por las autoridades en nuestro país, mientras que la mayoría de los ciudadanos continúa realizando marchas y manifestaciones para exigir se encuentren con vida los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Las declaraciones hechas por el mandatario uruguayo, lejos de verse como una ofensa, han sido consideradas como una llamada de alerta entre los mexicanos, pues ya no son solo los que habitan el país perciben el estado de ingobernabilidad que atraviesa México, sino los ojos de todo el mundo ahora lo saben.
Quien sí le dio seguimiento al pronunciamiento de Mujica, fue el Secretario de Relaciones Exteriores (SRE), José Antonio Meade, quien incluso ha declarado haber sostenido una conversación con el mandatario y ahí a modo de disculpas “manifestó su solidaridad y respeto con el Gobierno mexicano y su sistema político”, dijo en entrevista en Brasil.