Aunque hace unos días la Agencia Espacial Europea, anunció que el aterrizaje por primera vez en la historia sobre un cometa había sido llevado con éxito, tal parece que la misión Rosetta podría acabar en cualquier momento.
Y es que de acuerdo con Philippe Gaudon, jefe del proyecto Rosetta del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Toulouse, Francia, confirmó que si bien el robot Philae logró posarse en la superficie del cometa y funciona bien, el aparato estaría posado sobre una “pendiente muy inclinada”.
Y no solo eso, los científicos esperaban que el robot recibiera luz directa del sol para alimentar su batería e iniciar con las tareas en el cometa pero lamentablemente, solo recibe luz solar una hora con 50 minutos, por lo que la batería del artefacto está llegando a su fin.
Stephan Ulamec, responsable de la empresa aeroespacial alemana DLR que fabricó el robot, dijo que el primer impacto hizo rebotar a Philae en el espacio para un lento salto de 1 hora y 50 minutos, antes de volver a caer en el cometa a más de un kilómetro de distancia del lugar elegido por los científicos de la ESA.
Tras ese segundo impacto, Philae efectuó un nuevo vuelo de 7 minutos y cayó en el incómodo sitio donde se encuentra actualmente, precisó Ulamec. “Quedamos a la sombra de un acantilado”, explicó a la prensa el astrofísico Jean Pierre Bibring.
Esa posición presenta el inconveniente de tener escasa exposición a la luz solar, vital para que Philae sobreviva gracias a sus paneles solares más allá de las 60 horas de su batería primaria.
En esas circunstancias y a pesar de que todo parece operar correctamente en el robot, los expertos decidieron postergar algunas de sus operaciones de observación científica para buscar posibles soluciones.