Una mujer que estaba clínicamente muerta, estaba a punto de ser operada para donar sus órganos, cuando abrió los ojos en el quirófano. Colleen Burns, de 41 años, había sido preparada para ser donante cuando tuvo un último reflejo de vida y parpadeó.
Este caso ocurrió en octubre de 2009, sin embargo salió a la luz nuevamente debido a que el hospital en el que fue internada fue multado por 4 mil euros por procesos mal realizados.
Collen es madre de tres niños, y fue ingresada al hospital por sobredosis de drogas, para posteriormente ser declarada muerta.
La noticia devastó a la familia de Burns, quien aceptó que se le desconectaran los aparatos que la mantenían con vida y sus órganos fueran donados.
Sin embargo, los doctores no realizaron una prueba básica antes de hacer la declaración, no revisaron si el cerebro de la mujer seguía funcionando.
En realidad, Colleen se encontraba en coma debido a la cantidad de drogas que había consumido.
Dos semanas después del increíble suceso, fue dada de alta del hospital St. Joseph en Nueva York.
La problemática Colleen nunca demandó a la institución por la falla y tristemente 16 meses después del incidente Burns se quitó la vida.