El número de jóvenes en América Latina que ni estudian y ni trabajan -conocidos coloquialmente como ninis- se ubica en más de 20 millones, un incremento superior al 10% en casi dos décadas, reveló un reporte del Banco Mundial (BM). El aumento en dos millones en esta población ocurrido entre 1990 y 2013 es resultado de la inhabilidad de los gobiernos de la región para responder, mediante políticas educativas y laborales más eficaces, a la demanda de estos servicios derivada del crecimiento de la población.
En México, Colombia y América Central, donde la proporción de ninis excede al promedio, el problema se ve agravado por la presencia del crimen organizado y la violencia, elevando los riesgos que enfrentan los jóvenes y la sociedad en general.
El vicepresidente del BM para América Latina y el Caribe, Jorge Familiar, indicó que frente a este panorama, los países que ofrezcan educación de alta calidad a una población joven en expansión y cuenten con mercados laborales dinámicos “podrán crecer y reducir la pobreza de manera más rápida”.
Los “ninis” de América Latina representan uno de cada cinco jóvenes en la región, los cuales necesitan mayores incentivos para permanecer en la escuela y más ayuda para encontrar puestos de trabajo, son jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, dos tercios de los cuales son mujeres.
El 60% de los “ninis” de la región provienen de hogares pobres o vulnerables en el 40% más pobre de la distribución del ingreso.
Entre las mujeres jóvenes, el principal factor de riesgo para engrosar las filas de este universo es el casamiento antes de los 18, exacerbado por el embarazo adolescente, y entre los hombres, lo son el abandono temprano de la escuela con destino al mercado laboral, seguido del desempleo.
Igualmente, concluyó que ser “nini” puede tener efectos negativos de largo plazo sobre la productividad, reduciendo los salarios y las oportunidades de empleo de por vida y frenando el crecimiento económico en general.