“¡Nunca más la guerra!” fue el grito realizado hoy por el Papa Francisco durante su estancia en Sarajevo, la capital de Bosnia-Herzegovina, un país que veinte años después de su guerra civil continúa dividido por líneas étnicas y religiosas, a pesar de los avances logrados en la reconciliación.
“Hoy, queridos hermanos y hermanas, se eleva una vez más desde esta ciudad el grito del pueblo de Dios y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad: ¡Nunca más la guerra!”, dijo el sumo Pontífice, durante una misa celebrada en el estadio olímpico del barrio sarajevita de Kosovo, ante unos 70.000 fieles.
Solo estuvo durante unas horas en el país, pero el papa causó sincero entusiasmo entre los miles de fieles que le acompañaron en sus actos, no solo procedentes de Bosnia-Herzegovina, sino también de países vecinos como Croacia o Serbia.
A todos ellos, les envió un mensaje claro: “Mir vama”, es decir, “la paz sea con vosotros”, en bosnio.
Es “importante recordar la historia, no para hacer reproches o recriminaciones”, sino para acordarse del sufrimiento que ocasionan las guerras y apostar por la paz, insistió en reiteradas ocasiones mientras sus palabras eran ahogadas por los gritos de “¡Te queremos, papa!”.
Bergoglio estuvo hoy rodeado de alegría y jovialidad durante su visita a Sarajevo, la segunda de un papa tras la guerra; la primera la realizó Juan Pablo II en 1997, cuando la ciudad intentaba recuperarse del asedio de 1992 a 1995.
Pero no solo las gentes estaban ilusionadas, sino que Francisco también se mostró emocionado de realizar el que ha sido su segundo viaje a los Balcanes -después de Albania el 21 de septiembre- en esta ocasión “como peregrino de la paz y del diálogo”, tal y como él mismo se describió.
De esta manera, Francisco se convirtió en ciudadano de honor de Sarajevo y recibió el reconocimiento de sus ciudadanos por su apoyo a la convivencia y pacificación de Bosnia-Herzegovina.