El papa Francisco llegó a Estados Unidos después de cuatro días en Cuba. Fue recibida por el presidente Barack Obama, y su esposa, Michelle, acompañados de sus hijas, Sasha y Malia, esta es la segunda etapa de un viaje de gran simbolismo por el papel que ha desempeñado el pontífice en la reconciliación entre los dos países.
Centenares de personas esperaban al papa en la base desde hacía varias horas y lo recibieron al grito de “Francisco, Francisco” y “Se nota, se siente, el papa está presente”, en español.
Entre ellos, muchos niños de colegios católicos de Washington, de los cuales cuatro seleccionados entregaron flores al pontífice a su llegada.
Como estaba previsto, el papa no hizo ninguna declaración tras aterrizar ni tampoco después del breve encuentro de unos minutos que mantuvo con Obama en una sala de la base, antes de partir para la Nunciatura, en Washington.
Fiel a su estilo sencillo, el papa eligió para desplazarse desde la base hasta Washington un pequeño automóvil negro, un Fiat Cinquecento.