El papa Francisco le pidió a los sacerdotes este miércoles que sean más misericordiosos con los católicos que se han divorciado y se han vuelto a casar por fuera de la Iglesia, y señaló que esas personas no deberían ser tratadas como si hubiesen sido excomulgadas.
El delicado tema sobre cómo los mil 200 millones de miembros de la Iglesia católica deberían tratar a los fieles divorciados será un asunto central en una reunión mundial de obispos que tendrá lugar en octubre en el Vaticano.
La Iglesia actualmente predica que esos católicos no pueden recibir la Comunión a menos que se abstengan de tener relaciones sexuales tras divorciarse, dado que su primer matrimonio aún es válido ante los ojos de la comunidad religiosa.
Obispos progresistas han estado buscando un cambio y Francisco ha dado indicios de que también se inclina por una posición más moderada, y que quiere que el sínodo que se realizará en octubre brinde propuestas al respecto.
En declaraciones durante su audiencia general, Francisco dijo que era urgente que la Iglesia desarrolle maneras de brindar una “acogida real” a los católicos que han hallado la felicidad en un segundo matrimonio luego de que el primero fracasó.
Francisco sostuvo que era particularmente importante que los sacerdotes reciban cordialmente a la gran cantidad de hijos de estas parejas. Los hijos de padres católicos que se han vuelto a casar por fuera de la Iglesia no deben cargar el “peso adicional” de hacerlos sentir apartados en las comunidades locales, añadió Francisco.