Al firme grito de “ya basta de militares detenidos injustamente”, aproximadamente 200 simpatizantes del movimiento #YoSoy26 se dieron cita en el zócalo capitalino este sábado para apoyar a sus compañeros detenidos por el caso Tlatlaya.
Aunque en número quizás se considere como un grupo menor, el significado de esta marcha va más allá de esto, pues de acuerdo al código militar, nadie que permanezca activo o en retiro de las filas militares pueden participar en actos de “rebeldía” como lo son protestas.
La Sedena incluso emitió un comunicado donde prohibía a familiares de los militares que participaran en la marcha, sin embargo acudieron al llamado donde incluso se pudo ver a civiles con el particular corte de “casquete” que identifica a los militares. La mayoría portaban playeras blancas y con un moño verde en el brazo derecho.
“Sí prohibieron venir y los amenazaron con aplicarles el Código de Justicia Militar por desobediencia. Pero a mí me vale madres, yo vengo a apoyar a los compañeros porque son víctimas, como dice el refrán, de que siempre el cordón se rompe por lo más delgado”, dijo uno de los asistentes.
El movimiento llamado #YoSoy26, surgió en redes sociales impulsado por una agrupación que se hace llamar “Organización Humanista por el Progreso Social A.C.”, quienes dicen buscar que se juzgue con imparcialidad a los 13 detenidos por el caso de los 22 civiles muertos en Tlatlaya, Estado de México.
En la protesta que se llevó en calma, los asistentes descalificaron el manejo que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) hizo del caso Tlatlaya, porque la responsabilidad no es sólo del oficial del personal y la tropa, sino también de la Procuraduría General de Justicia Militar y de los altos mandos el Ejército.
De acuerdo con el reporte oficial, en los hechos ocurridos en Tlatlaya, participaron siete soldados y un teniente, procesados en la justicia militar por violar las normas castrenses: Tres militares fueron acusados de homicidio y un teniente por encubrimiento.