El Departamento de Justicia de Estados Unidos exoneró a Darren Wilson, el policía blanco que mató al joven negro Michael Brown en agosto pasado en Ferguson (Misuri), al considerar que el agente no violó los derechos civiles cuando disparó al joven, que iba desarmado.
Los fiscales no hallaron que las acciones de Wilson, que disparó contra Brown, de 19 años, cuando este iba desarmado, constituyeran motivo para incriminarlo por la ley de derechos civiles.
De esta forma, el Departamento de Justicia da carpetazo al caso sobre la presunta violación de los derechos civiles de Brown, abierto después de que el pasado 24 de noviembre un gran jurado decidió también no imputar al agente.
Al saber esta decisión, miles de personas salieron a las calles en todo el país y Ferguson revivió los disturbios raciales que durante dos semanas siguieron a la muerte de Brown, el 9 de agosto.
Un amigo que acompañaba al joven cuando se produjeron los hechos había afirmado que Brown en ningún momento agredió al agente y que, de hecho, levantó las manos para mostrar que iba desarmado.
La investigación de la Justicia concluye que Brown se acercó al coche patrulla y protagonizó un forcejeo con el agente, aunque el Departamento no pudo corroborar que Brown tratara de hacerse con el arma que portaba el agente, como afirmó Wilson.
Una de las razones que motivó la decisión de la Justicia es que la autopsia no reveló disparos en la espalda de Brown, de forma que las declaraciones de los testigos que afirmaban que se produjo un ataque por detrás resultaron inconsistentes para el Departamento.
Según el informe, Brown se alejó algo más de 50 metros de Wilson para luego darse la vuelta y volver sobre el agente, que en ese momento le disparó.