Dakota White y Brandon Warren planearon un pacto suicida, pero antes de eso debían terminar con la vida de alguien más. Ambos querían sentir lo que era asesinar a una persona, entonces, citaron una noche de octubre de 2016 a Sam Poss en la casa de los abuelos de White, en Georgia.
Sam, de 18 años, apasionado de las computadoras, inocente, y tranquilo, acudió a la casa con la falsa excusa de que la computadora estaba descompuesta, sin saber que esa misma noche sería apuñalado y estrangulado.
Luego del asesinato, Dakota y Brandon, de 17 y 18 años, escondieron el cuerpo en un bosque lejano y luego huyeron.
Durante las investigaciones salió a relucir que “todo se reducía a ver cómo se siente matar a alguien antes de matarnos. No vimos ninguna razón para no hacerlo, estábamos a punto de morir, ¿qué nos importaba?”, dijo uno de los asesinos en su confesión grabada, de acuerdo con The Washigton Post.
Meses antes de cometer el asesinato, uno de los jóvenes dejó un mensaje en su cuenta de Facebook:
“No me importaría tomar un cuchillo, meterlo en la garganta de alguien y solo verlo asfixiarse con su propia sangre hasta que muera”.
Hace unas semanas ambos fueron declarados culpables de homicidio, pasarán el resto de sus vidas en la cárcel.