Falló la estrategia de restringir el acceso al aeropuerto de la ciudad para que se respete la sana distancia, pues la sala de última espera y las afueras de la terminal se saturaron con decenas de pasajeros, así como familiares y amigos de quienes viajaron o arribaron.
Por órdenes de la Secretaría de Turismo, en coordinación con la administración aeroportuaria, a partir de este jueves 17 de diciembre solo se dará acceso al edificio a trabajadores y todo aquel que cuente con un pase de abordar, así lo confirmó el administrador Elvil Muñoz García.
Rechazó que se esté coartando el libre acceso a un lugar público como es el aeropuerto, “esta medida se está haciendo para proteger la salud de los usuarios y de todo aquel que acude, y después de las horas pico se volverá a permitir el acceso una vez que se vayan los vuelos”.
Sin embargo, esto no sirvió de nada, ya que el número de pasajeros y el reducido espacio en la sala de última espera provoca todos los días que los usuarios estén muy juntos. Lo mismo ocurrió en los pasillos donde decenas esperaban a qué bajen del avión sus familiares.