Ricky Martin llegó con su One World Tour al Auditorio Nacional y puso a bailar a sus fans que se dieron cita en este recinto de la Ciudad de México para disfrutar del espectáculo de luces, música y coreografías.
Con ocho bailarines, músicos en el escenario y diferentes cambios de vestuario, el cantante puertorriqueño deleitó a los casi 10 mil asistentes al concierto, cifra de acuerdo con los organizadores.
La fiesta arrancó cuando el anfitrión apareció desde arriba de una plataforma que bajó poco a poco al escenario, mientras interpretaba “Mr. Put it down”, vestido con un traje y corbata negra.
En esta pieza como en las de “This is good”, “Drop it on me” y “Shake your bon-bon” presumió sus mejores pasos de baile, junto con un grupo coreográfico, con quienes elevó la temperatura de este recinto.
De pronto, un automóvil entró al escenario, a bordo el boricua quien cantó “Living la vida loca”, “It’ s alright” y “She bangs”, momento en el que portó una falda escocesa, color negro, mientras movía la cadera y emocionaba a su séquito.
Segundos después se apagaron las luces, pero apareció en pantallas información acerca de su fundación que ayuda a personas de escasos recursos y condena la trata de personas, pues considera que es la esclavitud de la nueva época.
Con estas imágenes de fondo, interpretó “Asignatura pendiente” y “Tu recuerdo”, mientras que su público no dejaba de ovacionarlo y de bailar al ritmo de su música.
Le siguieron “Lola, Lola”, “María” y “La Mordidita”, tema que se desprende de su reciente disco “A quien quiera escuchar”.
Para la siguiente recta, el cantante, quien por unos momentos bailó flamenco, agregó un popurrí con las piezas “Y todo queda en nada”, y “Fuego de noche”, y recordó que el año pasado hizo una gira por México y estas canciones fueron especiales en ese momento.
El clímax llegó con “Por arriba, por abajo” punto en donde el intérprete invitó a todos literalmente a bailar y quitarse la pena para moverse y disfrutar del momento.