Las protestas contra el racismo y la brutalidad policial tras la muerte de George Floyd estaban perdiendo fuerza en Portland, así como en el resto de Estados Unidos; sin embargo, llegaron policías federales y todo cambió.
El martes por la noche en la ciudad de Oregon (oeste) se registró una manifestación de más de mil personas que de nuevo terminó en enfrentamientos con las fuerzas enviadas por el presidente Donald Trump para restaurar el orden de “anarquistas y agitadores”.
¡Fuera federales!”, gritaban los manifestantes, mientras eran dispersados por los agentes del departamento de Seguridad Nacional, usando gases lacrimógenos y balas de goma.
Por su parte, el alcalde de Portland, Ted Wheeler, escribió en Twitter: “No pedimos estas tropas en nuestras ciudades, no queremos a estas tropas en nuestra ciudad”.