Taiwán eligió a Tsai Ing-wen como su primera presidenta mujer, luego de concederle a su partido independentista su primera mayoría en la legislatura nacional y rechazar al Partido Nacionalista, cercano a Beijing, que ha dirigido la isla autónoma desde hace ocho años.
Los votantes —preocupados de que la economía de Taiwán se encuentra bajo amenaza de China y que se oponen en general a las demandas de Beijing hacia una unificación política— eligieron rotundamente a Tsai sobre el nacionalista Eric Chu, un reemplazo de último momento para el candidato original de su partido, luego de que se consideró que estaba alejando a los votantes.
El resultado debe ser profundamente inquietante para China, que puede responder al reducir aún más la capacidad ya limitada de Taipéi para ganarse aliados diplomáticos y participar en organizaciones internacionales.
La victoria de Tsai introdujo nueva incertidumbre en la complicada relación entre Taiwán y China continental.
En una declaración emitida después de la victoria de Tsai, el órgano del gabinete chino que maneja los asuntos de Taiwán reafirmó su oposición a la independencia de Taiwán, pero dijo que trabajaría para mantener la paz y la estabilidad entre las partes, situadas a ambos lados del Estrecho de Taiwán.
Tsai ganó con más de 56 por ciento de los votos, mientras que Chu recibió el 31 por ciento. Un candidato más quedó de un lejano tercer lugar. El presidente saliente, el nacionalista Ma Ying-jeou, ha cumplido ocho años en el poder y no puede postularse para un tercer período.