En medio de manifestaciones y denuncias de hostigamiento, la Reunión Plenaria Nacional del Consejo de Autoridades Educativas concluyó sus trabajos, sin que hasta el momento se den a conocer las conclusiones y acuerdos tomados en beneficio del sistema educativo de México.
Luego de medio día de trabajos en el Centro de Convenciones, los secretarios de educación de 28 estados, se trasladaron a conocido restaurant de la ciudad, en donde fueron recibidos por integrantes del Movimiento Base Magisterial de Campeche, quienes con pancartas en manos, gritaron una serie de consignas en los que dejaban en evidencia su inconformidad por la reunión, pues consideraron que los acuerdos en vez de beneficiar, perjudicaran al magisterio del país.
En total, fueron 50 profesores que por más de dos horas calificaron a los funcionarios estatales de “traidores a la patria” y “vendidos”, sin embargo, los secretarios no se sintieron aludidos por las protestas, ni mucho menos pareciera que les prestaban atención, pues la convivencia y la foto del recuerdo no se detenía, pese a que los profesores lograron ingresar al restaurant para mostrar una pancarta en donde dejaban en claro que el magisterio campechano no se divide.
Hasta el lugar, llegó la profesora Neyda Pat Dzul, proveniente del Estado de Yucatán, quien perdió su base al asistir a una reunión magisterial nacional y no justificar sus faltas y quien además denunció prepotencia por parte de la policía municipal de Calkiní, que en un retén de Bacabchen la retuvieron por más de media hora y evitaron que llegara la capital del estado a encarar al secretario de Educación de su estado, el cual asistió a la Reunión Plenaria.
Con dos horas de retraso y visiblemente molesta, la profesora ingreso al restaurant buscando al funcionario público, el cual emprendió la huida por la parte de atrás para evitar momentos incomodos.
Aunque apenas fueron 50 profesores, el equipo de sonido utilizado permitió que los secretarios de educación aun cuando intentaron hacer que no ocurría nada, escucharan las consignas en su contra.
Posteriormente y al concluir la comida, los gritos se incrementaron en medio de sonrisas nerviosas de funcionarios y toma de fotografías con el fin de intimidar a los manifestantes.