Pocos jugadores conocen tan bien la Copa Mundial de Clubes como José María Basanta. Cuando el árbitro pite el inicio del partido entre el Monterrey y el Al-Sadd Sport Club, el defensor central rayado sumará, ni más ni menos, que su cuarta participación en la historia de la competición.
“Estoy contento. Muy feliz de poder volver a un Mundial de Clubes, un torneo en el cual la organización es comparable a nivel internacional con un Mundial. Estuve en Brasil (2014), así que todo es muy parecido”, apuntó.
Su primera aventura fue en Japón 2011, con 27 años. Ahora llega a Catar 2019 con 35 años y el brazalete de capitán bien puesto: “Cambió la edad”, cuenta con buen sentido del humor. “Mi último Mundial de Clubes fue en 2013; así que ya pasaron varios años. Ahora hay más experiencia y muchas cosas en mi carrera: fui a Europa, jugué un Mundial con Argentina, volví al Monterrey… Hoy estoy con las ganas poder de jugar el primer partido de este Mundial y ganarlo”.
Su trayectoria y los partidos a cuestas lo vuelven un referente de los que no tienen su experiencia en la competición. “Algunos preguntan cómo es. Y lo primero que les digo es que lo disfruten, que es un torneo que no se juega todos los años. Que no es fácil llegar y que lo vivan. La experiencia que ganas cuando juegas estos torneos es impresionante”.
La nostalgia acompaña su aventura por Catar. Con 35 años, el final de su trayecto como futbolista comienza a asomarse, por lo que el objetivo de superar el tercer lugar que consiguió en 2012 es de alta prioridad para ponerle broche de oro a una gran carrera en el balompié.
“Por ahí no viviré más un Mundial de Clubes. Una gran actuación acá podría ser un buen principio del final de mi carrera. Ojalá pudiera llegar lejos, porque podría ser uno de los últimos partidos en la cancha…”.
Y qué mejor que poder darle la alegría al Monterrey, equipo al que llegó en 2008 y solo salió una temporada (2014-15) para ir a la Fiorentina. “Monterrey es mi segunda casa. Llevo muchos años viviendo en esa maravillosa ciudad. He vivido momentos inolvidables, dentro y fuera de la cancha; mi familia se adaptó muy bien y mi hija ahí nació”.